Entre febrero del 2009 y mayo del 2010 estuve viajando durante quince meses en aquel maravilloso proyecto de la vuelta al mundo. Ahora en pleno 2014 y con el necesario paso del tiempo, valoro todo lo visto y vivido en aquellos meses. De vez en cuando me vienen ráfagas de imágenes en la que aparecen de nuevo gentes y lugares de aquellos tiempos. Imagino que es para recordarme de lo mucho que allí pude aprender, sentir, conocer y vivir. Por todo ello, son muchos los lugares de aquel viaje que que guardaré de por vida en el recuerdo y el corazón.
Durante aquel viaje estuve un año en Asia, de los que aproximadamente fueron tres meses en China, con todo lo que ello trae consigo. Cuando llegué a Shanghai tuve una sensación extraña y curiosa, algo parecido a una previsión en la que se proyectaba que en el futuro cercano volvería varias veces.
Debo decir que en aquel viaje apenas tuve billetes de ida y vuelta, la mayor parte fueron billetes solamente de ida, con lo que ello traía consigo de dejar atrás gentes y lugares.Todo ello te deja muchas veces con la incierta sensación de que a mucha gente y muchos lugares no los vas a volver a ver en la vida. A poco que tengas un día sentimental, puede invadirte un sentimiento nostálgico y triste, pero también gratificante. En esos momentos melancólicos uno siempre tiene a mano la frase legendaria que nos contaba el Premio Nobel Gabriel García Márquez: «No llores porque ya terminó, sonríe porque sucedió».
Cuando piensas en que a lo mejor no vuelves a un lugar se juntan una serie de sensaciones difusas y contradictorias donde piensas en lo frugal de la vida, pero también en la enorme satisfacción que supone el llegar a conocer dichos lugares. En otros casos el regreso se producirá en el futuro e intuyes que los condicionantes serán totalmente diferentes debido al inexorable paso del tiempo.
Entre las ciudades asiáticas recuerdo que mis únicos billetes de ida y vuelta fueron a Delhi, Katmandú, Bangkok, además de la susodicha Shanghai. Bangkok ejerce como puente del sudeste asiático, y al final durante aquel viaje terminé volviendo durante varias ocasiones por motivos bien diversos.
Las sensaciones con Shanghai fueron bien diferentes, llegué en tren desde Fuzhou, salí y volví en barco a Japón ( Shanghai-Osaka- Shanghai) y regresé otras veces desde Kunshan o Hangzhou. Finalmente abandoné la ciudad en noviembre de 2009 debido al tremendo frío que asolaba todo el país en fechas muy próximas al gélido invierno chino.
Al tomar aquel avión desde Shanghai con dirección Bangkok miraba para adelante, pero debo reconocer que en aquella ocasión también lo hice para atrás, cosa que por cierto hago pocas veces en la vida. Al despegar y mirar por la ventanilla del avión me vinieron a la mente infinidad de pensamientos. De forma inmediata pensé en todo lo que dejaba atrás de China, los lugares, los ricos encuentros, el aprendizaje fascinante a pie de calle y el haber experimentado muchos lugares que me mostraban de lleno la gran transformación del país que hace siglos fue conocido como el imperio del centro de la tierra.
En aquel vuelo pensaba en los enormes cambios que estaba experimentando China, pero también en su influencia sobre el resto del mundo y en que el mundo dejaba de ser Atlántico para reconvertir la enorme influencia asiática del eje del Pacífico. También se cruzaban recuerdos de muchas lecturas, de lejanas historias de aventureros comerciantes y misioneros que pusieron en contacto Occidente con Oriente. No fueron pocas las veces que pensé en la enorme riqueza que pasaba a través de la Ruta de la Seda y que ahora muchos siglos después se proyectaban en los rascacielos del área de Pudong y en sus conexiones con la globalización.
Han pasado dos días y acabo de regresar de nuevo de Shanghai, han pasado cinco años y el destino quiso que regresará por trabajo. En el nuevo viaje de ida y vuelta es cuando me vinieron a la mente aquellos pensamientos del 2009 cuando pensaba en si regresaría en el corto o medio plazo a la capital económica de China.
Ahora es cuando pienso en aquellos billetes de ida y vuelta con el vuelo de Shanghai a Bangkok o el del barco Shanghai a Osaka. Han pasado cinco años para volver a sentir las grandezas y contradicciones de una ciudad que marca con paso firme el nuevo ritmo del mundo. De nuevo tenía en mis manos un billete de ida y vuelta a Shanghai, aunque ahora estaba conectado con Barcelona…
Hoy la cita es: «Un viaje de mil millas comienza con un primer paso» Lao Tsé
Me gusto mucho la frase que incluistes sobre “No llores porque ya terminó, sonríe porque sucedió.” Me da mucho gusto que hayas podido aver regresado a China aunque fue por razones de trabajo. Muchas personas no tienen la oportunidad de viajar y visitar lugares como Asia y no aprenden sobre todas las differentes culturas.
«Do not cry because it ended, smile because it happened.» I like this quote!
Sometimes I feel sad too when meeting beautiful pple in travelling but had to say goodbye soon, but c’est la vie! And you never know when and where you will meet again, coz the world is so small!
Pedazo de viaje y pedazo de cita.
Espero que el viaje haya ido bien y hayas tenidos oportunidad de revivir algunas sensaciones de aquel mítico viaje de hace cinco años.
Un abrazo!