Decía mi admirado escritor viajero inglés Colin Thubron que ´El viaje no se detiene. Cambian los caminos.Es un lugar, una suma de lugares, donde las identidades, las épocas y culturas se mezclan y confunden. Un río donde las naciones dejan de tener sentido. Un espacio de mestizaje por definición, en el que reina una fértil impureza. Resulta muy interesante recorrerlo. Seguirlo es seguir la diversidad´´
Ahora mismo eso me lleva a pensar muchas cosas del camino, de su belleza, de la grandeza de las casualidades y de los encuentros inesperados, muchos de los cuales van envolviendo tu alma, corazón y tu propio ser, el verbo y decisión de IR produce ´un algo´ difícilmente explicable. Me dispongo en dos días a partir de nuevo, en la vuelta al mundo no llegué a Pekín, el abrasador frío me impedía llegar a la capital del dragón asiático ,así que me dispongo a llegar atravesando la Madre Rusia y Mongolia, un viaje legendario en el más largo y famoso de los trenes sobre la faz de la tierra, el mítico Transiberiano.
Cuando miras la Historia y las dimensiones de países como Rusia ,India o China puedes ver como el tren ejerce una atracción especial en la vida y en el camino de los locales y de los viajeros, en esos lugares el tren pasa a ser mucho más que un medio de transporte, en esos lugares el viajero experimenta dentro de su propio ser como va apareciendo la vida en todos su esplendor,tanto en estaciones, como en vagones y en compañeros de viaje y así se lleg a un punto en que el cúmulo de sensaciones y experiencias van engrandeciendo las interminables horas o días donde el trayecto se convierte en una experiencia irrepetible y romántica. Si hay que elegir un medio de transporte que me fascina, ese es el tren, me agrada, como el barco representa algo grandioso en la forma de desplazarnos y sin duda son dos medios de transporte literarios.
Pero no voy a hablar de ello y de cómo la Historia y las lecturas van apareciendo y entremezclándose con la realidad. Voy a seguir poco a poco escribiendo sobre lugares, emociones, sensaciones ,momentos, y personas que han quedado atrás y que conviven dentro de mi a pesar de ir con varios meses de retraso este blog, lo cierto es que me agrada escribir con la percepción del tiempo transcurrido, mirar en perspectiva todo lo visto, sentido, conocido y vivido, ahora al ojear las fotos y los escritos se me pone la piel de gallina al recordar ,como mi admirado Patrick Leigh Fermor, los encuentros y las vivencias del viaje se mezclan con la reflexión del tiempo y todo ello va fluyendo en un ser que aunque siendo el mismo se ve transformado por la riqueza del camino recorrido.
Así que continuaré durante varios posts hablando de China.
Tras dejar atrás los encantos de la China rural en Dehang me fui de vuelta a Jishou, lugar que me servía como enlace con Fenghuang, el nombre de Fenghuang hace referencia al Fénix y es un enclave Patrimonio de la Humanidad donde estuve 4 días, curiosamente es un lugar que aunque turístico para los chinos pasa desapercibido para los occidentales que visitan China,estuve completamente sólo,sin rastro de viajeros durante esos cuatro días.
Aunque con un formato moderno que simula el pasado y en cierta forma ser un lugar turístico Fenghuang da para algunos momentos e imágenes irrepetibles, a poco que uno deje volar la imaginación en alguno de sus rincones aparece algo especial en sus recónditas esquinas y callejuelas,al amanecer o al atardecer puedes sentir algo indescriptible, todo ello te permite trasladarte al pasado, imaginar una China Milenaria, sabia y Comerciante, sentarte a ver caer el sol al atardecer y dejar libre la mirada y el corazón al contemplar el horizonte cuando el cielo cambia de color y se mezcla de forma armoniosa el brillo del cielo con el del agua.
En uno de esos momentos puedes sonreír y soñar con lo que un joven aventurero veneciano de nombre Marco Polo pudo ver y sentir hace muchos siglos, la dimensión del viaje en esos momentos no depende para nada del verbo Tener, sino de verbos como el Ser, Sentir y Vivir. Uno puedo dejar la vista atrás y ver el camino recorrido, sentir como el reflejo del agua y las barcas del viejo hombre pueden estar en muchas de las ensoñaciones infantiles de querer pisar las lejanas tierras de donde vinieron sedas, porcelanas, la pólvora y el papel, allí leyendo bajo la sombra de un árbol uno cree ver la mirada y el corazón de aquellos que nos han precedido y dejado huellas e innumerables pasiones y deseos de conocer.
Contemplar Feghuang es ver dos mundos, en uno ves la China moderna que hace del lugar un enclave turístico de su clase media acomodada que invade las calles, una ciudad que deslumbra por una belleza nueva creada aprovechando los encantos del entorno natural y del pasado, todo ello se conjuga con la realidad del día a día a poco que sales de su zona amurallada y turística centrada en los alrededores del río.
Allí en una sencilla y humilde ghesthouse frente al río me alojo y observo como discurre parte de la vida ,una que va en la ciudad dirigida al turismo,y otra que es la vida popular y del día a día, como en todo el viaje por China siento como las miradas se vuelven a mi ,soy el único occidental a la redonda y eso supone sonrisas, cuchicheos y miradas.Las vendedoras ambulantes me acechan cuando me ven, intentan venderme de todo e incluso se aventuran a sugerirme fotos inmortalizando el momento y lugar,desecho sus servicios con la mejor de mis sonrisas y una de mis pocas palabras en chino ´bu yao´( no quiero), cuando llega la noche las luces invaden la ciudad,tiendas,mercados y restaurantes empiezan una frénetica actividad que se prolongará durante horas,sin duda una sensación opuesta a la de hace un par de días, mientras en Dehang la vida llegaba a su fin con el anochecer y la falta de luz, aquí en Fenghuang las luces de colores van apareciendo cuando la luna refleja su colorido sobre las aguas.
Encuentro una agradable tasca que me sirve como lugar para comer todos los días, sorprendentemente puedo hablar con el propietario en inglés, me cuenta que ha estado trabajando en Sudáfrica, es un restaurante popular donde los lugareños acuden a diario ,allí me encuentro con un abuelo que fuma en una enorme pipa probablemente de la misma forma que sus ancestros hicieron, todos los días saborearé los encantos de una cocina popular espectacular ,me agrada el lugar por su sincera calidad, por el trato, por la inocencia de sus propietarios ,en cierta manera son de esos lugares que te hacen sentirte como en casa a miles de kilómetros, en esos momentos por el equivalente a dos euros por comida sientes que los encuentros son algo tan mágico como indescriptible, la bondad de los extraños, el buen hombre garabatea en mi libreta y me escribe varias cosas en chino, algún día me digo para mi mismo me gustaría y podré hablar en chino.
Tras callejear y perderme entre sus mercados y calles menos transitados decido irme a 13 kilómetros a una visita poco frecuentada, allí está la Muralla del Sur de China ,llego tras 1 hora de bus local donde atravesamos un par de villas ,el caos es brutal en la carretera ,se mezclan animales, con carros, con vendedores, con biciletas,coches,motos,camiones,el ruido es ensordecedor, pero la vida fluye en todo su esplendor,me siento fascinado.me encanta sentirme allí dentro en un pequeño bus local, donde toda la gente me mira y se ríe de mi o me señala, bajo la mirada cómplice de un niño o un abuelo puedo observar la inocencia que va más allá de religiones,nacionalidades ,idiomas razas.Y saborear esos pequeños momentos de intensidad donde la felicidad convive con la autenticidad.
La muralla del Sur es un lugar altamente recomendable,obviamente no tiene nada que ver ni en dimensión ni en simbolismo con su homónima del norte.pero con una longitud de pocos kilómetros es un paseo agradable de un par de horas, soy la única persona allí, me agrada la sensación de verme caminando a través de la Historia y los sueños leídos e imaginados, al salir me adentro en un conjunto de casas donde me voy cruzando con niños que se divierten baándose y saltando al río desde los puentes , y de forma inesperada me encuentro con la grabación de una película, el cine convive en estos momentos allí, una aproximación histórica a algún acontecimiento de la inmensa China que desconozco,allí me paro y observo el discurrir del momento, los actores llevan uniformes militares, compro agua a las vendedoras ambulantes y paso a saludar a los actores que quieren hacerse una foto conmigo.
Camino y vuelvo a Fenghuang, paseando por parte de la Historia y el planeta de los sueños, pasando y saboreando páginas de la vida en todo su esplendor.
Hoy la cita es:
Hay que viajar para darse cuenta de que una pasión, una idea, un hombre, sólo son importantes si resisten una proyección a través del tiempo y del espacio. Josep Pla