Asia y Australia son dos palabras que empiezan y terminan por a, pero es ahí donde se acaban las semejanzas de dos continentes tan dispares como fascinantes. Los dos enclaves ejercen también como un nexo bidireccional uniendo gentes y mercancias. Son miles las personas de Asia que sueñan con una vida en Australia y no son pocos los habitantes del país de los canguros que suelen escaparse cuando puedan a disfrutar de los múltiples encantos del continente asiático.
En mi caso es ahora cuando ha llegado el momento de experimentar ese viaje de ida a las antípodas, y para ello debo dejar atrás el fascinante caos de Asia para reincorporarme al mundo Occidental.
Miro la vista atrás y realmente parece que fue ayer, pero ya llevaba un año viajando por el continente asiático y era el justo momento de decir adiós, o más bien hasta la vista. Siempre soñé con llegar a Australia, incluso en vivir allí o en Nueva Zelanda, lo veia como un lugar remoto y alejado en los mapas, a veces ponía el dedo sobre el Atlas y pensaba que algún día debía ir allí. Ahora que llevo escasos días aquí no pienso demasiado en aquellos sueños estudiantiles, mi mente está demasiado influenciada por el año que acabo de dejar atrás viajando por Asia.
Estoy desde hace cuatro días en Melbourne, la que dicen que es una de las mejores ciudades del mundo para vivir, a pesar de la calma y del buen ambiente que se respira, debo decir que me siento bastante extraño. Hay muchas cosas que quedan atrás, tanto en gentes como lugares, no se me está haciendo fácil pasar del caos asiático a la calma australiana.
No fue sencillo dar el salto del continente asiático, dejé entre lágrimas y abrazos a amigos en una Guesthouse de Bangkok que me ha servido varias veces de hogar dentro de la jungla urbana de la capital tailandesa.
Allí lloré y lloré en la despedida , no solamente era decir adiós a buenos amigos, también era sentir demasiadas cosas de los meses que quedaban atrás, de forma natural las emociones estallaron en los momentos previos a partir para el aeropuerto.
La escala en Kuala Lumpur se me hizo corta a pesar de estar más de cinco horas esperando un avión que me llevaría a las antípodas. Las sempiternas anotaciones en la libreta , buenas lecturas y sobre todo muchos recuerdos se iban sucediendo mientras trataba de poner orden a todo lo que me estaba pasando por la cabeza. Creo que sin darme cuenta escribí unas veinte páginas en la Moleskine, con ello se cerraba y acababa una nueva libreta negra para empezar otra. Las palabras una vez más no se las llevará el viento, llevo una docena de libretas en la mochila, me han acompañado todo el camino desde que partí de mi Oviedo natal y ahora adquieren una importancia sublime.
Ha sido un acto reflejo o emocional, pero por primera vez en todo el viaje me ha dado por leer algunas libretas al azar, veo muchas cosas, desde garabatos a notas, desde direcciones de lugares donde dormir a otros que visitar, desde profundas reflexiones personales hasta palabras sin sentido, desde nombres de personas a direcciones de email. Todas las letras van tomando una forma que va resumiendo tan especial viaje, estoy seguro de que en el futuro me emocionaré al leerlas.
Ahora mismo,mientras físicamente camino por Melbourne, siento con la mirada que voy rumbo al centro de una nueva ciudad, pero a la vez puedo apreciar como una parte de mi persona está muy lejos de aquí. Se me hace raro quizá volver al orden natural de una ciudad donde debo decir que todo parece perfecto, la ciudad me parece fantástica, pero empiezo a añorar algo del caos y la imperfección que quedó en Asia.
Camino por la recta interminable de un parque desierto y de repente vienen a mi mente demasiadas imágenes, pero también lo hacen olores, sabores y colores, aunque creo que sobre todo aparecen sin quererlo muchos de los rostros de aquellas gentes espontáneas que por azar o no me aparecían en los caminos del continente asiático.
Siento algo extraño, es como un cortocircuito que ha ocurrido y ante el que no estaba preparado. Quizá debía haberlo imaginado e intuido, pero ya se sabe que la vida como ciertos viajes no llevan libreta de instrucciones. A lo mejor he pecado de ingenuo, o lo más probable es que todo sea parte inseparable del aprendizaje que necesito experimentar en un viaje así. Vida y muerte , principio y final, todo ello se une a los hermosos y fascinantes contrastes que nos ofrece el mundo con su rica diversidad en culturas, gentes y lugares.
Camino por las calles de Melbourne y pienso que hace escasamente una semana volvía de nuevo a Bangkok para tomar un último pulso a la ciudad y para coger un avión que me sacaría del país y de un continente que nunca podré olvidar mientras viva….
Hoy la cita es: «Viajar permite huir de la rutina diaria, del miedo al futuro» Graham Greene.
Hola Ivan
comparto plenamen tu sensacion de pasar de Asia para Australia, es algo muy raro lo que te choca de Asia en un comienzo es lo que termina enamorante del Lugar. muchas cosas pueden suceder en forma impredecible y una actividad muy intensa. dificil de olvidar y siempre estara en mi recuerdo un abrazo
Es una zona que nunca he visitado y que siempre me ha llamado muchísimo la atención. Debe ser por lo lejos que está o por lo poco que se suele hablar de estos destinos turísticos; pero son unas áreas del mundo que me encantaría explorar.
Cuando leo artículos como éste da la sensación como si pudiera transportarme fugazmente hasta allí. Gracias por compartirlo 🙂
@Pau: Más bien sacando escritos de la Moleskine para ponerlos en el blog, poco a poco, sin prisa pero sin pausa 🙂 . Cinco años después tampoco es tan tarde jajaja
¿Republicando las memorias de tu súper viaje?