Algunas ciudades tienen la capacidad de hacernos vivir miles de contrastes, eso es lo que me pasó desde el inicio con Bucarest. La capital rumana fue mi puerta de entrada y salida a Rumania. Durante un mes pude estar vagabundeando por ese hermoso país que nuestros medios de comunicación marcan con estereotipos infundados. Atrás quedaba ya el primer mes de viaje por Bulgaria, ahora encaraba en Rumania otras cuatro semanas a través del fantástico viaje cruzando parte de los fantasmas balcánicos y el tiempo de los regalos.
Como en otros lugares, el peso del tiempo ha dejado las imborrables huellas del pasado, por ello Bucarest es una ciudad para aprender y entender parte del pasado, no es solamente un lugar al que ir de turisteo a hacer fotos. La crudeza y realidad de la segunda mitad del siglo XX ha marcado a la ciudad como a pocos lugares del Este , y solamente por eso ya merece una visita.El legado del Comunismo y su consiguiente derrumbamiento hizo que muchas de las ciudades del antiguo Telón de Acero sean un auténtico museo al aire libre para sentir el cambio geopolítico y social. Todo ello ha hecho que sean lugares llenos de interés para los apasionados de la Historia de esa parte del mundo. Algo de eso es en parte por lo que me fascina viajar por estos países, no puedo negar que prefiero por mucho perderme en el Este que por la Europa occidental.
Y en Bucarest, como en otras partes del viejo Telón de Acero se siente la Historia al salir a la calle. Mirar la belleza restaurada de otras capitales del Este nos lleva muchas veces al engaño de olvidar el contexto que se esconde tras las luces de neón prefabricadas para el disfrute del turismo. En cambio, siempre es curioso e interesante sentir el discurrir de la realidad en otros lugares donde el tiempo se masca y se siente.
Bucarest es una ciudad que fue conocida como la Paris del Este en los años 30 del pasado siglo, debido a sus avenidas, a sus parques, a sus hermosos edificios , pero también a un estilo culto, refinado y bohemio que marcaba su vieja elegancia. En algunos momentos Bucarest me recordaba a una vieja dama culta que todavía guarda las maneras y la clase de su vida pasada. Y es que a pesar del inexorable paso del tiempo a veces se sienten las formas de dama refinada y elegante, todo a pesar de haber perdido el tren del dinero frente a otras damas que quizá tuvieron mejor suerte en el casamiento.
Tras la Segunda Guerra Mundial y con el mundo dividido en bloques, el rico pasado de la ciudad fue pasto de la locura de una serie de tiranos, entre los que Ceauscescu sobresalía por su locura y crueldad. En el año 1971 Ceauscescu hizo un viaje a Corea del Norte y quedó profundamente impresionado por las avenidas y las estructuras urbanas de Pyongyang. Su estupidez y arrogancia genocida iba de la mano de la del tirano coreano Kim II Sung.
Años más tarde y todavía con aquel recuerdo en su cabeza, su locura megalómana volvió a sentir las imágenes de aquel viaje. Sus pensamientos le llevaron a destruir una gran parte del centro del viejo Bucarest para construir una de las mayores barbaridades urbanísticas del comunismo: el Palacio del Parlamento. Ese edificio marca como pocos el poder del gran hermano del partido comunista, fueron expulsados miles de ciudadanos de sus casas, se demolieron parques, bellos edificios, iglesias y sinagogas. Todo ello para ser el nuevo hogar de la barbarie, de la estupidez y de aquel ojo que todo lo ve por medio de su temido servicio secreto: La Securitate.
Esos edificios megalómanos con su porte fascista es algo qu siempre me recuerda en muchos casos a algunos edificios de Moscú. Todo ello te lleva a pensar y te hace recordar parte de lo que debió ser aquello de la guerra fría. Pero sobre todo al estar delante de aquella mole a uno se le encoge el alma y le lleva a pensar en el desangelado sufrimiento de los millones de ciudadanos rumanos que fueron víctimas del tirano. Aquellos rostros rumanos de llanto y dolor iba a poder verlos unas semanas más tarde con toda su crudeza en la prisión museo de Sighet.
Rumania era un país que estaba desde hace años en mi lista principal de deseos viajeros. Los contrastes del pasado, la Historia, sus gentes, la belleza de sus paisajes y la aventura en estado puro llevaban tiempo esperándome. Así que todo eso y mucho más empecé a sentir desde el primer momento cuando llegué en tren con mi mochila a su entrañable estación Gara de Nord. Los perros callejeros todavía mostraban los recuerdos de aquellos tiempos pasados, y un par de ellos me acompañaron los dos kilómetros que separan la estación del que sería mi primer hogar allí, el Explorers Hostel.
Por fin había llegado a Bucarest, esa vieja capital del Este que sigue fascinando a aquellos que se dejan llevar por la magia del viaje y de la propia Historia….
Hoy la cita es: «El que no sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios» Carlo Goldoni
Hola Santiago. En efecto, tanto Bucarest como el resto de Rumania son un buen destino para viaje físico , pero también en el tiempo. Son un fascinante cruce de caminos en los Balcanes con una Historia muy rica. Un saludo y gracias por pasarte por aquí 🙂
Estuve en Bucarest unos meses atrás. Se nota que Rumania aún siente el peso del pasado. El Palacio del Parlamento es una locura. Recuerdo que cobraban extra si querías sacar fotos dentro de él. Me gustó mucho el blog! Qué lindo es viajar!!!
Yo acabo de volver de Europa. Estuve sólo durante 5 meses. Estoy escribiendo un blog con las anécdotas, espero les guste: http://elchuecodeviaje.wordpress.com/
Abrazo gigante!
Hola Rubén, desde luego que Rumania es un gran desconocido, un país fascinante para viajar. Un saludo
Rumanía qué bonito!!
Estuve a punto de viajar a Bucarest y al final no se dió la oportunidad, pero cada vez que leo algo de esta ciudad me vuelven las ganas…
Buen artículo
Hostel Barcelona
Hola Edu y Eri, gracias por pasar por aquí. La verdad que Bucarest es una ciudad muy interesante llena de contrastes, me alegro que también os haya gustado. Un saludo
Nos encanta Rumanía y nos encanta Bucarest. Genial post! 🙂
@Alhondiga24: Es un gran país, si pinchas en la etiqueta Rumania puedes ver el resto de posts que he escrito sobre aquel viaje, merece mucho la pena. Es un lugar lleno de contrastes fascinante.
@Pau: Así es , el amigo Ceauscescu era uno de los peores tiranos que salieron del Este. Sus barbaridades destrozaron no solamente miles de vidas, también la parte vieja de Bucarest y su legado todavía permanece con esa mole del parlamento.
Hay lugares que por h o porb se quedan en el tintero sin poder visitar, parece que no es nunca el momento y siempre a última hora se desploma el plan sin saber por qué, eso me ha pasado siempre con Rumanía. gracias por acercarme el sabor de su capital, estoy deseando conocer más cositas de tu mano!!
Muy interesantes los paralelismos con Corea del Norte, no tenía ni idea que Ceauscescu se inspiró en ellos para algunas de sus fechorías.