Supongo que hay lugares que están marcados en el ADN de cada persona, las razones son múltiples y como tantas otras cosas en la vida dependen de infinidad de factores que nos van ocurriendo. Personas que nos encontramos, libros que leemos, sueños que alguna vez aparecen, curiosidades que tenemos o motivaciones carentes de toda lógica van formando en muchos casos las posibles huellas de lo que cada uno busca ( y/o encuentra )tanto en sus viajes como en la propia vida.
Al final muchas veces como si de un juego se tratase van apareciendo los encajes de bolillos que van conformando realmente ese complejo conjunto de sensaciones, emociones, vivencias , lugares, personas y momentos que forman lo que es uno. Y en mi caso desde hace muchos años el viaje ejerce como catalizador de vida, pero también como un motor vital de aprendizaje y como expresión vital en su pura esencia de lo que soy .
Y ahora me pongo a pensar en esas cosas extrañas recién llegado a Granada tras una semana de trabajo por Estambul. Pienso en la cantidad de casualidades que forman el componente de una persona y que te llevan a estar ayer tomando un té por la mañana en la plaza Taksim de Estambul y hoy hacerlo tomando un Colacao con churros en la estación de Atocha en Madrid.
Miradas diferentes, vidas cruzadas, costumbres, culturas e historias que difieren notablemente pero que se van acoplando a mi vida como quien no quiere la cosa. Y es ahí donde aparece la belleza de la existencia en su pura esencia, con esos contrastes que van y vienen pero que de forma fundamental me ayudan a ser lo que soy.
Hace unos meses ya escribí sobre aquel viaje y sobre la enigmática ventana que coleccionaba mundos desconocidos y que se me aparecía en sueños cuando menos me lo esperaba. Amor intenso, triste desamor, viajes llenos de pasión e intensidad que han ido conformando parte del pasado reciente. Abrir la ventana de los sueños era ver los símbolos y mensajes de una fascinante Estambul que una vez se llamó Bizancio y otra Constantinopla. Y ahora pienso como la noche con su oscuridad daba paso al día y al cegador brillo de la luz del sol con un cielo azul hermoso que me mostraba las inigualables vistas de Aya Sofia , la Mezquita Azul y el fascinante Bósforo.
A veces me pregunto incluso si aquellas ensoñaciones tenían algunos mensajes ocultos y misteriosos , otras veces simplemente lo dejo estar como casualidades o no de mi propia existencia. Pero por algunas razones resuena siempre aquellos antiguos viajes que unían Oriente con Occidente poniendo en contacto Europa con Asia. Ahora pienso en la fascinación que siempre he tenido por las viejas caravanas que iban y venían a lo largo de aquella vieja Ruta de la Seda por la que viajaban gentes, productos, culturas y sabores que de una forma u otra llegaron hasta nosotros.
Y es ahí donde las majestuosas Estambul y Samarkanda relucen como dos focos fundamentales para entender aquella ruta y esos sueños de ir a Oriente en busca de aventura y de lo desconocido. Un viaje que en pleno siglo XXI sigue mostrando al viajero las dificultades del camino. Un viaje donde el turismo apenas existe y donde a cada paso que das te encuentras con pruebas que parecen pruebas vitales de buscarse la vida ante las circunstancias que aparecen en la vieja y eterna ruta.
El viernes conocí en Estambul a Miquel Slvestre, allí quedamos frente a la majestuosa Torre de Gálata . Tenía algunas referencias del viajero y escritor motero gracias a internet y me venían de buenos amigos como Pedro Jareño de minube o Iñaki Makazaga de Piedra de Toque.
Confieso que no he tenido todavía la oportunidad de leer los libros de Miquel, pero estoy seguro que dentro de poco lo haré. Hay una cosa que nos unía a pesar de nuestra forma diferente de viajar, es la pasión por la literatura y la sentida admiración por los viejos exploradores y descubridores españoles. En ambos casos es una cosa que va poco a poco, ir sintiendo tierras lejanas y de paso ver u honrar el legado de paisanos que nos precedieron.
Imagino que ir ahora rumbo a Samarkanda y rendir homenaje a Ruy González de Clavijo es algo que sorprende a muchos y que a algunas personas nos hace emitir un guiño de complicidad lleno de sonrisas para decir, olé sus huevos!!!!.
Y es que muchas veces es una excusa perfecta eso de buscar la pasión y la llama actual en viajes que nos encuentran en el presente conectándonos con el pasado . De forma indirecta me acordé de mi viaje por Uzbekistán y estancia a Samarkanda, lo que difiere a veces lo soñado y la realidad, lo confuso que es el amor y un sin fin de cuestiones sobre las que no viene a cuento divagar.
En una época de folleto de revista y donde todo parece explorado es cuando reconfortan ciertos viajes que se escapan de la lógica. Personas que aparecen en el momento más adecuado cuando uno cree ver a veces nubarrones en estos convulsos tiempos donde a veces todo abruma pues todo se retransmite, con tantas redes sociales y búsquedas en google.Por todo ello el amigo Miquel me hizo recordar a los antiguos viajeros y a viajes con sentimientos como mi homenaje a Patrick Leigh Fermor en aquel fascinante tiempo de los regalos.
Y fue así, en agradable compañía con la mejor de las sonrisas y de los encuentros entre Occidente y Oriente como dejamos pasar las horas como si nos conociéramos de toda la vida.
De fondo en la calle sonaba el constante bullicio de Estambul para recordarnos que la vida fluye cuando uno sale con pasión a buscarla….
Hoy la cita es: “Uno cree que va a hacer un viaje, pero enseguida es el viaje el que lo hace a él”. Nicolas Bouvier
Gracias por tan bonita crónica.
Tengo muchas ganas de visitar Estambul algún día. Ciudad de ensueño
Saludos
@Hoteles con encanto: Gracias, me alegro que te guste el blog y las historias que por aquí voy escribiendo. La verdad es que Estambul tiene una magia especial, es una ciudad espectacular llena de secretos e Historia. Un saludo
He estado en Estambul un par de veces y es una ciudad intrigante y acogedora. Me gusta tu blog volveré. Gracias
@Sandra: Gracias, me alegro que te guste. Un saludo
Hola!
Me encantó tu blog!
os dejo el mío también de viajes para que le eches un vistazo:
http://www.elviajedesandra.com
saludos!!!
@Antonio: Gracias amigo, creo que Oriente viene muy representando por aquella vieja Ruta de la Seda que ejerció como puente entre mundos muy diversos. Especias, sedad, cultura, costumbres, conocimiento y personas a lo largo de la ruta más importante de la historia. Solamente por eso imagino que bien vale tener a sus caminos como parte de nuestro camino 🙂
@Pau: Gracias jugón, ya sabes aquel dicho de » Si lo intentas es muy fácil » . Fueron unas 3-4 horas agradables con Miquel y unas amigas turcas por la vieja Estambul,Un abrazo y hasta pronto.
Somos compañeros en Diario del Viajero, pero todavía no he tenido la suerte de conocerlo en persona… la sonrisa del jugón lo delata.
Yo también brindo con un «olé tus huevos» por Miquel, por ti, y por las tantas personas que siguen persiguiendo sus sueños, y descubriéndose a si mismos cada día a través de otros parajes y rostros.
Ya sabes que también soy fiel admirador, seguidor, lector y amante de los aventureros y exploradores del pasado, y buena parte de mis viajes están inspirados por las aventuras de éstos, sino busco directamente sus huellas en los lugares que piso. Es mi humilde manera de agradecerles las tantas noches despierto despertándome sueños… de pagar al César lo que es del César…
Tenemos pendientes más charlas de libros y viajes, compañero…
¡Un abrazo y buenos vientos!