Estos pasados días mientras rellenaba la visa para China empecé a recordar momentos y situaciones que ocurrieron cuando estuve viajando por algunos caminos del país más poblado de nuestro planeta. Y aunque en esta ocasión iré por negocios, pienso de nuevo en algunas de las vivencias que pude experimentar durante los meses recorriendo el país. Lo primero que me vienen a la mente (muy por encima de los lugares) fueron las personas que aparecieron en aquella ruta. Fue la gente china la que me ayudó a entender muchas de las nuevas realidades del país y su generosidad desinteresada me ayudó en infinidad de momentos en los que me encontraba lost in translation.
Todavía me emociono cuando paso el dedo por el mapa, al hacerlo puedo recordar perfectamente la ruta y las gentes que iban apareciendo en calles o estaciones. Las contradicciones del país más poblado de la tierra iban sucediéndose al pasar de estar en inmensas megalópolis a pueblos recónditos o a desconocidas ciudades de provincias que tenían más población que muchas de nuestras capitales europeas.
Siempre había sentido ( y todavía siento) una enorme curiosidad por lo que ocurre con China y en todo Oriente en general. Desde siempre ha sido fascinante leer sobre su rica Historia, sobre los hechos oscuros de su pasado reciente o lo que concierne a los enormes cambios políticos, económicos y sociales acontecidos en el pasado siglo XX . Todo ello y mucho más va ligado a China y se acopla a un desarrollo económico no carente de muchas dudas y problemas tanto sociales como ambientales. Eran también muchas las preguntas y respuestas que yo iba buscando para tratar de ver, sentir y entender algo de la forma en la que el país encara el futuro.
Napoleón dijo que «Cuando China se despierte el mundo temblará» y es evidente que ese pueblo empieza a marcar el paso en el siglo XXI. Por todo ello y mucho más resulta fascinante viajar por la inmensidad de sus territorios. No fueron pocas las veces que miraba asombrado el infinito horizonte que aparecía por la ventana de un bus o un tren . Allí recordaba algunos de los viejos libros leídos que mostraban historias legendarias de lejanos tiempos en que el comercio y las ideas fueron fluyendo entre Oriente y Occidente. Figuras como Marco Polo o Matteo Ricci siguen estando muy presentes en mi vida y su recuerdo y legado es el de auténticos pioneros que llegaron a China en busca de conocimiento, nuevas ideas y relaciones comerciales.
Hoy en día el viajar por China es una búsqueda que abraza el presente mirando con infinidad de preguntas el futuro del país y del mundo. Avanzar por sus caminos es tratar de entender al encontrarse de lleno con infinidad de realidades y contradicciones que van apareciendo de forma sucesiva. Ahora es cuando nuevamente pienso en muchos de los extremos que se sucedían mientras recorría aquellos lugares. Hace no muchos años de aquello y tanto cuando estaba allí como ahora pienso en el rápido y desmesurado avance del país.
Pero sobre todo lo que me importaba y me hace recordar es toda la gente que me mostraría una población que en muchos casos difería enormemente de los chinos que me encontraba en España. Ahora vienen de nuevo a mi mente una sucesión de rostros y seres humanos que en algunos casos aparecieron cuando más los necesitaba. No fueron pocas las veces en que recibí su ayuda al verme perdido en calles o en una estación de bus o tren sin saber pronunciar muy bien el nombre de mi destino. Muchas de las gentes me mostraban lo mejor de la hospitalidad y de la curiosidad que simboliza la bondad de los extraños.
Avanzaba por el país y me encontraba con una juventud ávida de conocimiento y de curiosidad por un chico como yo que recorría su país durante muchas semanas y que venía de una lejana España y Europa que allí sonaba a exotismo. Campus universitarios, pisos destartalados o cantinas populares me mostraban los extremos de una juventud que en algunos casos aspiraba a una vida digna o en otros a ser nuevos ricos para comprar cuantos más bienes materiales mejor.
Recuerdo aquellas inmensas estaciones de tren donde muchas veces eran jóvenes estudiantes los que me ayudaban al verme mostrar inocentemente aquellos símbolos en caracteres chinos sobre un lugar al que yo deseaba ir. Recuerdos del placer de avanzar regido por una ruta no planificada y motivada nada más que por el azar de un nombre que fuera apareciendo en el mapa. Los días pasaban y se sucedían las sorpresas y los encuentros inesperados que fueron conformando una ligera comprensión de un país tan fascinante como contradictorio.
Un país con dimensiones de continente que marca el destino y futuro del mundo con una inmensa población que ha podido salir de la pobreza para alcanzar la clase media. Y todo eso ocurre con un sistema que aparentemente nadie sabe definir pues va desde la dictadura comunista de su gobierno hasta las luces de neón que reflejan el todo por la pasta de su nuevo capitalismo extremo.
Si algo se puede decir de China es que no te deja indiferente, viajar por su país muchas veces te aleja de lo que ocurre en otros países de Asia y te lleva a formularte infinidad de preguntas que en la mayor parte de las ocasiones no tienen respuesta. Preguntas que en cierta forma te ayudan a dudar y a crecer al tratar de intuir el futuro de un país que rige ya parte de los entresijos que mueven el mundo.
El país veía como la Revolución Cultural arrasaba prácticamente con todo su rico legado histórico y con todo lo que olía a antiguo. Por eso muchos de los encuentros con el pasado son con un cartón piedra y con edificios nuevos y relucientes que están marchitos por la indiferencia de un plomizo y contaminado cielo gris.
Los reflejos y recuerdos de una China que suena a la vez como una amenaza y como una oportunidad. Quizá lo que me sigue atrayendo de China son las miserias y contradicciones de un país que muestra luces entre muchas sobras, unas fascinantes sombras chinescas que ayudan a entender ( o no) el incierto destino del mundo…
Hoy la cita es: «Un viaje de mil millas comienza con el primer paso» Lao-Tsé
@Pau: Gracias amigo, siempre es grato volver al caos de China. A ver si va todo bien en mi reencuentro con Shanghai. Abrazo
Aunque sea por trabajo espero que disfrutes de tu nueva aventura china 😀