Cuando se oye hablar del Transiberiano, lo primero que viene a la mente es lo que su propio nombre indica: Siberia y la inmensidad de Rusia. Obviamente la fama que lleva el legendario viaje en tren radica ya en su propia historia y construcción . No obstante , hay que decir que dentro de la propia aventura en tren se pueden elegir diferentes combinaciones. El llegar a Vladivostok puede ser una de ellas, pero otras puedes ser llegar a Pekín, tanto atravesando Mongolia por medio del Transmongoliano (como fue nuestro caso) o bien bordeando dicho país para ir por Manchuria y realizar el trayecto conocido como Transmanchuriano. Y es que como decía Graham Greene Las personas reales están repletas de seres imaginarios, y no hay mejor manera de recrear esos seres y ensoñaciones que con el VIAJE.
Sea cual sea la elección del viajer@ , lo que vamos a tener claro es una cosa: el tren obviamente tiene una vital importancia en este viaje. Muchas veces me han comentado que vaya coñazo estar tanto tiempo dentro del tren. Lo cierto es que a veces obviamente cansa, pero considero que el Transiberiano no solamente es un viaje que lleva del punto a al punto b, el Transiberiano es algo especial y se puede definir con lo que ya nos decía Robert Luis Stevenson ´´ Yo no viajo para ir a alguna parte, sino por ir. Por el hecho de viajar. La cuestión es moverse´´. Es más, creo que el Transiberiano no es recomendable para ir en plan turisteo. Muchas veces las incomodidades son notables, la burocracia y los problemas de comunicación son variados, y quizá por ello pese a ser mes de agosto el número de viajeros occidentales que nos hemos encontrado se cuentan por pocas decenas.
En mi caso , considero al Transiberiano un viaje literario y un viaje romántico. Sin duda un viaje especial, un viaje que han hecho algunos de mis escritores favoritos como Manuel Leguineche, Tiziano Terzani, Robert D Kaplan, Colin Thubron o Paul Theroux. Un viaje que me iba a poder permitir ver, sentir y vivir a través de los ojos de las gentes de tres países que durante el siglo 20 y a lo largo de los siglos han marcado parte de la Historia para lo bueno y malo del Planeta en el que vivo. Rusia, Mongolia y China son además de enormes países, tres sociedades totalmente distintas y donde el Comunismo ha dejado una huella imborrable en su Historia reciente, así como en sus gentes y formas de ser. Un viaje que no solamente es ir de Moscú a Pekín , sino que en mi caso era un viaje literario para vivir en mi propio ser uno de esos viajes románticos que todavía se pueden hacer en esta época de Internet y donde el turismo de masas ha llegado a saturar algunas zonas de este Planeta.
Confieso que siempre he sentido una curiosidad innata por Oriente, viendo la inmensidad de Rusia, Mongolia y China me venía aquello con lo que empezaba El Camino más corto de mi admirado Manuel Leguineche . Aparecían de nuevo ante mi esas reflexiones de ese gran libro y del Diario de un filósofo, del Conde de Keyserling en 1919. ¨ Quiero anchura, dilataciones donde mi vida tenga que transformarse por completo para subsistir, donde la intelección requiera una radical renovación de los recursos intelectuales, donde tenga que olvidar mucho –cuanto más, mejor- de lo que supe y fui. Siento en mí la beatitud de la libertad conquistada. Seguro que no hay nadie ahora más independiente que yo…”. Necesitaba y necesito la amplitud de espacios y el caos de Asia, siempre me ha fascinado y siempre me siento a gusto en ese continente, considero que en muchas cosas tiene un alma especial que enamora al viajero.
Los motivos pueden ser variados, pero siempre me han interesado espacios como: el Bloque del Este, todas las sociedades asiáticas, el caos geopolítico que tiene lugar en las ex repúblicas soviéticas y en todo el espacio que recorre la antigua Ruta de la Seda. Llegar a Mongolia en tren y poder estar en un país con una rica Historia de nomadismo y con unos paisajes tan diversos y espectaculares siempre me había parecido algo fascinante y que debía hacer con el Transiberiano. Hay que decir que Mongolia queda demasiado lejano para el turismo occidental en general y que lo primero que nos viene a la mente al oir Mongolia es: Nómadas o Gengis Khan. Por lo tanto , llegar a una Ulan Bator que ejerce como capital y a la que muchos no le ponen voz ni rostro era un fenomenal destino para descubrir algo de tan interesante país. Así mismo , tenía que llegar a un Pekín que me fue imposible visitar durante la vuelta al mundo por la bajada de las temperaturas.
Llegamos a saber de nuestra entrada en Mongolia con los primeros rayos de sol de un precioso día de Agosto. Divisar caballos a lo lejos y presenciar un maravilloso amanecer daban muestras de que el ambiente y el paisaje acababan de cambiar notablemente . Con un genial colorido en el cielo pudimos sentir que dejamos atrás la fascinante y a la vez desesperante Siberia y Rusia. Nos alegraba el poder divisar desde el cristal de tan mágico tren a caballos que estaban pastando libres o bien iban montados (por los que dicen son los mejores jinetes del mundo). Ver manchas blancas intermitentes a lo lejos no eran fruto de nuestras ensoñaciones, eran gers( las famosas casas desmontables del pueblo mongol) que tantas veces habíamos visto en los documentales de la televisión. Sin duda que todo ello ejercía un cosquilleo en el estómago de Claudia y del mío . En estos momentos Rusia parecía que quedaba muy lejos, a pesar de que hace un día estábamos en Irkutsk.
A nuestra llegada a Ulan Bator en el tren , atravesamos las barriadas de la ciudad y podíamos ver como en muchas partes parecía que el campo había llegado a la ciudad. Algunos Gers mostraban síntomas de las migraciones modernas campo-ciudad , las afueras de la ciudad se veían pobladas por improvisadas casas de nómadas que aquí ejercían como residencias permanentes. Las vidas rodeadas de misería en la ciudad que se vuelve un infierno cuando el sueño urbano se convierte en una pesadilla. Cuesta a veces entender que la vida de ciertas personas sea mejor en el caos urbano que en la inmensidad del campo. Es algo que siempre me he preguntado, pues en varias experiencias y viajes veo lo mismo. Muchas veces la miseria es lo único que se encuentra en las urbes, mientras que en el campo siempre hay algo que comer. Iba pensando sobre estas y otras cosas cuando a la vez veía como la locomotora descendía paulatinamente su velocidad hasta llegar a una parada final que nos hizo llegar por fin a Ulan Bator tras 24 horas de viaje. Con la llegada a la capital mongola tocaba despedirnos de nuestros entrañables compañeros de compartimento : Los Ingenieros de minas Marcin e Igor nos daban un abrazo y nos deseaban suerte . Mochila al hombro ,Claudia y yo salímos al exterior y en un par de minutos encontramos a la persona de la UB Ghesthouse que iba a ser nuestro hogar durante dos días en la capital mongola.
Notaba que estaba de vuelta en Asia. Me sentía tremendamente feliz, pese al caos de su arquitectura, y al generalizado estilo uniformado comunista de grandes avenidas e insulsos edificios. Sea lo que fuera, por alguna extraña razón que no sé explicar, intuía que estaba de nuevo en este continente que tanto amo y que tanto me fascina. Quizá muchas veces sea fruto de mi imaginación, pero estoy seguro de que algo hay, pues otras personas experimentaron la misma sensación. Llegar a la UB ghesthouse era recibir de nuevo esas cálidas sonrisas que iluminan tantos rincones del continente asiático.
Tras la ducha de rigor y un ligero reposo, salímos a explorar la ciudad, hay que decir que en Ulan Bator necesitas buscar referencias de lugares para orientarte, y es que las calles tienen un estilo de numeración y nombres bastante diferente al que podemos tener en nuestras mentes. Pese a todo ello , pudimos llegar con facilidad – gracias a la gran orientación con los mapas de Claudia 🙂 – a visitar uno de los referentes turísticos de la ciudad: los Templos de Chojin Lama o el bello Monasterio de Gandan . Volvía sin duda a saborear una paz y tranquilidad que por alguna razón percibo en los templos de influencia budista, pude conversar con un monje sobre el país,el futuro y algunas cosas de política internacional. Momento que Claudia aprovechaba para sacarme una foto e inmortalizar el momento que muestra mi vuelta a Asia y el volver a conversar con sus gentes. Sin duda que guardo con especial cariño el momento que allí vivimos en esa fantástica mañana .
Con la claridad del sol, y a pesar de la contaminación de Ulan Bator disfrutamos del infinito azul del cielo que se suele ver a diario en sus desiertos y pastos. Creo que con la palabra felicidad se puede decir a la sensación que experimentamos Claudia y yo en esos momentos. Ver que estábamos en Mongolia ,tras un viaje que empezaba a miles de kilómetros en una ya muy lejana San Petersburgo, sin duda que era algo que nos irradiaba el corazón y el estado de ánimo. Podíamos percibir en esas primeras horas en Mongolia las sinceras sonrisas de afables ancianos y niños, la serenidad y tranquilidad de un pueblo que sigue mostrando una sabiduría popular en unos rostros marcados por la gelidez de los inviernos y la amplitud de sus llanuras, montañas y desiertos. Sentirse tan lejos de nuestros hogares y a la vez tan cerca de nosotros mismos, sin duda una de las razones que me motivan a seguir pensando eso de que ¨mi patría en mis zapatos´´ y de que ´´el viajero no se siente extranjero en otros países´´.
Las visitas a los museos de la ciudad nos llevaban a caminar por la Historia y ver como el pueblo mongol sigue mirando con admiración a su hijo más internacional, un Gengis Khan que llegaba a las puertas de Europa hace cientos de años, la plaza mostraba un monumento que engrandecía la figura del conquistador que llevo el imperio mongol a ser el mayor imperio que la humanidad había conocido, cuesta a veces pensar en esas enormes distancias, en la ausencia de medios de transporte y ene la omnipresencia del caballo para los enormes desplazamientos.
En los museos de Historia podíamos recordar esos tiempos, y mezclarlos con los horrores que sufrió el pueblo mongol en manos de la dictadura comunista, todo ello llevo no solo a intelectuales a la muerte, sino que llegó a ser una réplica de los gulags rusos con un genocidio que muchas veces permanece oculto para nuestros países occidentales.
Pasear por Ulan Bator es hacerlo por una ciudad llena de contrastes, que pese a su fealdad exterior guarda rincones que deben ser visitados. Cito la obligada visita a la plaza de Sukhbaatar que permite ver a infinidad de niños y nómadas hacerse una foto en la plaza más popular de la ciudad , y que guarda en una esquina la impronta huella del capitalismo y los nuevos tiempos que invaden ya todo el Mundo. Una tienda de Louis Vutton está en la parte derecha de la plaza,,cabe preguntarse ¿ quién coño necesita un bolso Louis Vutton en Ulan Bator?.
Otras opciones recomendables es entrar en algunos de los museos de Historia o mirar la ciudad desde el Memorial Zaisan (sirve como homenaje a los soviéticos) y nos permite tener unas perspectivas de la ciudad , una extraña pero entrañable urbe que ejerce como capital de un pueblo eminentemente nómada. Mezclarse con sus gentes en autobuses o en el decrépito Black market nos permite sumergirnos en la capital de un país que nunca se ha sentido urbano. Un afable y risueño país que pese al paso de los siglos sigue honrando a los caballos, a sus jinetes y a los héroes que un día lograron conquistar el mundo a lomos de su animal predilecto.
Sentarse a ratos en un café y un restaurante nos llevaba a poder descansar durante un par de días y a saborear con calma todo lo que habíamos dejado atrás. Ello nos llevaba a sonreir obviamente con la impronta aventura que estábamos viviendo a bordo del Transiberiano y a proyectar nuestros sueños en la que estaba a punto de venir , y es que nos esperaba uno de los grandes espacios naturales que he visitado en mi vida: el Gobi con su majestuosa y bella inmensidad…
Hoy la cita es :
´´Fueron los libros los que me impulsaron a partir,fueron los libros los que me proporcionaron el gusto por la aventura” Arturo Pérez Reverte
Hola Alfredo.
Gracias por tu comentario, el tema de wordpress es gratís.
El blog tiene diversas plantillas si, he realizado un cambio como puedes ver.
Esta es la que he elegido, siguiendo los consejos de Jon. Si necesitas algo al respecto y puedo ayudarte me dices.
Curiosamente es la misma plantilla que Claudia había elegido para su blog http://desdeotroplaneta.wordpress.com/
un abrazo y cuidate
Iván
Hola, Ivan!!!!
Enhorabuena! Tu nueva foto arriba dle blog, al contraluz del sol es preciosa, impresionante, muy poética y sugerente.
Sigo en Madrid. Aun no me he ido! Como siempre, vine para 7 días y ya llevo 20.
Tu blog me parece impresionante, pues aparte de tus vivencias, nos haces participes de otra serie de blogs interesantes de gente a la que tardaríamos en acceder. Grqacias (aunque aun no he sacado tiempo para leer ningun blog en especial)
A ver si soy capaz de hacer un blog para mí. En wordpress hay que pagar 17 dolares al año,. Supongo que es así, no?
Y eso de las plantillas qué es?
Veo que has modivficado la presentación de tu blog. Parece más directo y accesible a los contenidos.
hasta pronto!!!
Hola Juan. Me ha ayudado con la plantilla un estudiante, todo un crack el amigo Jon.
http://www.jonsaez.com/
Hemos ido incorporando widgets, como el Twitter, Delicious etc
Espero que si, que lleguen muchos viajes en el futuro, ya sabes de ese ¨Camino a Samarcanda 🙂
un abrazo
Ivanin
Hola Iván, me encanta el nuevo diseño. Muy currado. Esto apunta a una segunda etapa de viajes espectacular.