Hay libros y momentos que perduran de forma inexplicable a lo largo de la vida. Eso es lo que me pasaba hace años cuando leí el clásico » The Road to Oxiana « del gran Robert Byron. Sin saber por qué, encontré algunas de esas palabras que uno subraya y le acompañan por el resto de sus días. El bueno de Byron escribió aquello de que » No se trata solamente de unos meses viajando , es una defensa del viaje como forma, probablemente la forma más importante de educación humanística «.
Esas palabras se acoplaron perfectamente dentre de mi persona , con lo que soy y siento. Aquel significado vino a definir probablemente la forma en que considero al viaje como una escuela de aprendizaje a lo largo de la vida. Un conjunto de experiencias, sensaciones, emociones , lugares y sobre todo gentes que solamente pueden sentirse cuando uno opta por ir.
Y todo eso suele ir siempre acoplado a las personas, al conjunto de gentes que indisolublemente aparecen en el camino , son esos paisanajes los que dan el toque humano necesario para hacer grande el viaje y al final a la propia vida. El viaje para ver solamente atracciones turísticas es interesante, pero siempre he sentido algo mucho más profundo e intenso que quizás es complicado explicar. A lo mejor esas sensaciones van acopladas a mi forma de ver la vida, a los libros que he leído y que me inspiraron a partir, en definitiva el viaje humanístico es algo que va dento de mi ser y de mi personalidad.
Escribo ahora mismo en una lluviosa mañana de lunes desde la casa de mi amigo Nazario en Roma. Me siento a juntar letras cuando el presente viaje ya se ha acabado y estoy a menos de 24 horas de volver a España. Conecto ahora en estos momentos sin saber por qué el final del presente viaje con el Camino de Santiago, un retorno de vuelta a casa desde la ciudad eterna de Roma.
La amistad con Nazario viene a reflejar un vínculo humano y personal entre dos viajes tan diferentes como mágicos. El humanismo y la amistad de aquellas largas jornadas caminando a través del legendario peregrinaje a Santiago supusieron unas lecciones y un enorme canto al vivir que conformaron la manera perfecta de proyectar una nueva etapa en mi vida. Pensar en aquel mágico Ultreia para reivindicar el viaje como la mejor forma de educación humanística para aprender del mundo, de sus gentes, de la Historia y de uno mismo.
Los amigos de aquel peregrinaje y las sensaciones y emociones vividas se acoplan ahora de forma curiosa con el presente viaje entre los Fantasmas Balcánicos y El Tiempo de los Regalos. Y sin saber cómo desde la cocina de la casa de un amigo puedo ver de nuevo aquellos caminos y paisajes que me llevarían no solamente hasta Santiago, sino también hasta aquel Finisterre que una vez fue el final del mundo y posteriormente a la legendaria Constantinopla.
Dos ciudades viejas e históricas Santiago y Roma a los que uno vuelve varias veces y que reflejan algo del mundo, pero también de las gentes que nos precedieron . Lugares que llevan impresa las huellas de la Historia del mundo y donde he llegado en diferentes ocasiones a lo largo de mi vida para mirar mundo por montera en una vieja mochila azul. Y siempre las gentes que se aparecen en los caminos y que nos ayudan a aprender, a vivir intensamente y a emitir un guiño a la vida donde » lo importante es moverse » como nos decía el gran Robert Louis Stevenson creador de aquella mágica Isla del Tesoro.
Y aquí estamos, a punto de cerrar un nuevo viaje y una viejo sueño donde la aventura estaba escondida bajo la impasible mirada de la vida y de lo que se ofrece cuando uno decide partir. Sabores a viejos libros a héroes románticos que iluminan las páginas de la vida y de los sueños que nos hacen sentirse vivos.
Un apasionante nuevo capítulo de una vida sencilla donde el viaje va inseparable de mi propio ser y a las gentes que queremos. Ahora desde la vieja Roma recuerdo momentos, sensaciones, lugares, y sobre todo gentes. De forma inexplicable el viejo Camino de Santiago llegaba hasta la eterna Roma con unas escalas necesarias en lugares mágicos y sensacionales.
Paginas leídas, momentos vividos, pero sobre todo aquello de que « la gente es lo mejor: se abre al joven viajero, mostrándole lo más recóndito de su alma, entregada, frente al inofensivo y joven testigo, a un monólogo en el que laten, prístinas, directas, las vidas, las esperanzas y los sueños de un tiempo perdido» .
Y ahora es cuando el tiempo de los regalos marca que es el momento de volver a casa. Mi persona se ve invadida por un conjunto de sensaciones y emociones indescriptibles tras haber sentido las huellas de los caminos recorridos, pero sobre todo de las gentes que nos quieren y queremos. Volvemos a casa y se acaba un viaje que siempre guardaré en el corazón, un cruce de caminos que me permitirá proyectar el futuro y nuevos sueños . Un viaje que sin quererlo iba desde Santiago a Roma con paradas en el infinito mar de Finisterre y en las mágicas ventanas que unen Europa con Asia en la vieja Constantinopla.
Hoy la cita es : » Disponer de tiempo, de mucho, es la clave. Es un viaje que puede ser tremendamente duro y frustrante para el impaciente o para el que no disponga de tiempo. Por eso, recomiendo paciencia, apertura de miras y sentido del humor. Cuando estoy allí, con el tiempo pienso que empiezo a conocerla, pero al regresar me doy cuenta de que tal vez no he comprendido nada de lo que he vivido. Podría estar volviendo allí una y otra vez y seguir sorprendiéndome con sus culturas y sus contradicciones» Colin Thubron
Me gusta tu hazaña..
Un saludo desde ITALIA.
http://www.turitalia.com
Amigo Pau, la verdad es que han sido dos viajes con encuentros muy especiales
No me extraña que hagas buenos amigos por el camino 😀