Estimada Vida,
Buenas tardes desde Singapur.
Llevaba bastante tiempo sin pasar por aquí, demasiado quizás. En primer lugar quiero pedirte disculpas por no dar señales y quiero que no te lo tomes como algo personal. La verdad es que durante el último año y medio no me apetecía nada ponerme a escribir historias de viajes ni de lugares, estaba más interesado en dejarme llevar por el día a día, mezclando amor, platos asiáticos y con la simple alegría de la propia existencia. He estado en una mágica rutina, creando mi propia familia, además de disfrutar del cariño de amigos y gente que quiero y me quiere.
También tengo que confesarte que estaba un poco cansado de la superficialidad que hay alrededor del mundillo de los viajes e Internet. Quizá me hago mayor o quizá sigo prefiriendo mirar el mundo de una manera más humanista y menos superficial. Al final debo serte sincero y quiero decirte que de vez en cuando me siento perdido entre todo este mundo digital lleno de likes y ruido.
Sea como fuera, disfruto mucho con el día a día en Singapur, ahora vivo una etapa más tranquila y tengo la mochila aparcada, pero me gustaría darte las gracias por el simple hecho de vivir y de sentirme vivo y realizado.
El último escrito que dejé por aquí estaba dedicado a la memoria de mi abuela fallecida, la muerte de mi Lela querida me afectó mucho y fue un palo muy gordo. Ya sé que es ley de vida y que uno debe aceptar que los ochenta y nueve años es una edad adecuada para despedirse, pero ya sabes lo que se siente por la gente que a uno le ha dado tanto amor.
Tengo que decirte que tenía ganas de volverte a escribir y dar rienda suelta a muchas de las notas que tengo en mis libretas. Quería contarte en primer lugar sobre el no viaje, aquello que me llevó a reflexionar tanto durante los pasados años y que nos recordó magistralmente Ted Simon en su libro Sobre Ruedas. También tengo varias notas que quería compartir sobre Singapur y su enorme diversidad. Pero si te soy sincero, la verdad es que quería mezclar un poco todo eso y contarte que estaba enormemente feliz por haber sido padre. El siete de Enero de 2020 llegó al mundo nuestro hijo Daniel y fue una sensación mágica, es algo por lo que quería darte las gracias. Supongo que mis sensaciones son las mismas que las de tantos padres alrededor del mundo, pero tenía que agradecerte los irrepetibles momentos que estoy viviendo durante las pasadas tres semanas.
La verdad es que tengo todo esto en barbecho y todavía no me he puesto a escribirte sobre ello. Hoy he estado en la biblioteca de mi barrio en Singapur y me puse a escribir notas y pensamientos en la libreta. Me pasé una hora soltando lo primero que me venía a la mente y sin quererlo estaba mezclando emociones y reviviendo muchos recuerdos. Debo decirte que mientras estaba escribiendo rompí a llorar y escribía sin parar, soltado lágrima tras lágrima. Quizá por todo ello he decidido que me gustaría volverte a escribir y contarte cosas que tengo dentro.
Es curioso como diversos acontecimientos de nuestra vida nos hacen reflexionar y avanzar en nuestra trayecto vital. Nacer, vivir y morir se convierten en partes de un segmento acotado en el tiempo de nuestra propia y particular existencia, con sus alegrías y penas, con sus sueños y miedos, con sus gentes y lugares, con sus ídolos y héroes.
Ayer estaba celebrando con mucha alegría encuentros de la festividad del año nuevo chino, algo que debo decirte que es totalmente nuevo para mí. Parece mentira contarte esto desde el presente y a la vez estar mirando para atrás y para adelante, al pasado y al futuro. Joder, parece que estoy rebobinando una película como si de una cinta en un viejo vídeo VHS se tratase.
Hoy he pensado en hablarte de baloncesto, de ídolos y de estar cerca de las estrellas. Ayer Domingo recibí un mensaje antes de acostarme y me dejó roto, me hizo avivar emociones y dar muchas vueltas en la cama. De repente me vinieron a la mente muchas imágenes, recuerdos y sensaciones que no afloraban desde hace tiempo.
Sobre los siete años el baloncesto se metió en mi vida y la verdad es que no sé realmente cómo fue, si de forma natural o si se trató de un flechazo y de un enamoramiento a primera vista. No sé cómo fueron los primeros momentos, pero si recuerdo mucho de aquellos años y de gente como Fernando, Corbalán, Petrovic, Sabonis, Epi, Gallis, Villacampa, Kukok, Solozábal, Biriukov, Norris o tantos otros. También recuerdo al Madrid, Barcelona, Estudiantes, Joventut, Cibona, Zalguiris, Jugoplastika, Maccabi, Bolonia o el Aris. La Galaxia NBA quedaba al principio muy lejos, pero se fue acercando gracias a la revista Gigantes del Basket y al irrepetible programa Cerca de las Estrellas de nuestro querido Ramón Trecet. A partir de ahí fue todo más fácil y metimos en casa a los Magic, Bird, Jordan, Thomas, Wilkins, Olajuwon, Malone, Barkley, Drexler, Ewing, Stockton y compañía. Aquellos tipos se convertían en héroes y parecían familiares lejanos que un día esperabas conocer.
Pero lo que muchas veces recuerdo son las tardes de baloncesto rodeado de amigos y compañeros de clase en el Colegio Calasanz Loyola de mi Oviedo natal. La mayor parte de los chavales que jugábamos a basket nos divertíamos mucho, a veces más en las pachangas que en los entrenamientos formales con los equipos del Colegio. Las canchas de minibasket y la cancha cubierta de nuestro colegio eran un universo de fantasía y sueños por un futuro que no teníamos ni idea de lo que nos iba a deparar. Nuestro colegio sacaba equipos llenos de talento, ilusión, compañerismo y buen ambiente, algo que desde luego no era sencillo. Posteriormente, algunas decisiones desafortunadas hicieron que los entrenadores pata negra que teníamos en el colegio se desperdigasen por otros equipos de la región, dando por terminada una época de gloria y excelencia deportiva.
Entre todos aquellos chavales había de todo, gente que se sentía mejor en las pachangas y otra gente que se crecía en los partidos, yo siempre fui de los de las pachangas. Por alguna razón que todavía no me explico yo era de la gente que se ponía nerviosa y tensa en los partidos, y salvo contadas excepciones, casi nunca pude explotar en partidos oficiales algo del talento que algunos decían que tenía. Con el tiempo decidí aceptar mis realidades y limitaciones para poder disfrutar del baloncesto de una forma menos formal y más ligada a pasar el tiempo con un balón y a ver mucho baloncesto por la tele. Tengo muchos, demasiados recuerdos de aquellos tiempos y de aquellos balones y amigos. En resumen, mi infancia y adolescencia tienen muchos días ligados al baloncesto. Debo decirte que aquellos años hice varias espantadas al equipo y a mis compañeros en momentos inapropiados, y eso es algo que que con el paso del tiempo me hicieron arrepentirme y en cierta forma avergonzarme.
Sin saber muy bien el por qué, mis últimos partidos de baloncesto fueron en primero de Universidad y con el equipo de mi Colegio Mayor en León. Tras aquello, decidí dejar de jugar al deporte que más amaba y que había formado parte de mi vida durante los primeros dieciocho años de mi existencia. No me preguntes las razones que me llevaron a tomar aquella drástica ruptura, aquello fue una decisión que me salió de dentro, a veces las cosas ocurren por motivos que desconocemos. A partir de ahí me confirmé con ver basket por la tele y estar al día, sobre todo de la NBA y de la Selección.
Es curioso como la muerte de algunas personas que no conoces puede llegar a afectarte. El mensaje que recibí ayer Domingo 26 de Enero de 2020 me llegó al alma, me recordaba demasiado a la fatídica tarde de Domingo 3 de Diciembre de 1989 y al lunes 7 de Junio de 1993. Aquellos días fueron trágicos para millones de personas que se enteraban de la muerte de Fernando Martín y de Drazen Petrovic, y yo era uno de ellos. Aquellas dos fechas todavía resuenan como días llenos de lágrimas, dolor, tristeza y pena. Hoy he vuelto a sentir lo mismo que aquellos días, y debo decirte que tengo un intenso nudo en el estómago y una profunda pena.
Descansa en paz querido Kobe, te echaremos mucho de menos. Gracias por tanto Mamba. Dale un fuerte abrazo a Fernando, Drazen y a nuestro querido Andrés Montes. Hasta siempre jugón…
Hoy la cita es: «Hay elecciones que debemos hacer como personas, como individuos. Si tú quieres ser el mejor en algo, hay una elección que tienes que hacer. Podemos ser los amos de nuestra creación, pero debes hacer una elección. A lo que me refiero es, hay sacrificios inherentes que vienen con ello. Familia, amigos, ser un buen amigo, ser un buen hijo, sobrino, sea cual sea el caso. Hay sacrificios que vienen con ello». Kobe Bryant
Me alegro que hayas vuelto y hayas tenido tiempo para compartir con el blog, espero todo salga bien en tus próximos viajes. Saludos.
Pelos de punta amigo Iván, se nos fue otro grande del basket 🙁