El 9 de Noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín y con ello se desplomó todo un sistema en Europa del Este. Aquel sistema comunista regía la vida política, social y económica de infinidad de países, y cada uno de ellos tenía unas características muy personales: del Báltico a los Balcanes pasando por Europa Central o las riberas del Mar Negro. El Este de Europa sigue siendo todo un fascinante crisol de culturas y diversidad que esperan al viajero del siglo XXI. El Este sigue teniendo los recuerdos de unos países que durante décadas estuvieron dirigidos por títeres teledirigidos con mano de hierro desde Moscú . Tras la caída del infame muro y el posterior desplome de la Unión Soviética empezó el efecto dominó con el que muchos países alcanzaron la anhelada libertad. A cuestas de la población civil se mostraban ( y se muestran) los sufrimientos de las décadas posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial. Con todos esos ingredientes, el viajar por dichos enclaves del Este se convierte en la mejor lección de Historia posible para entender parte del viejo continente.
Reconozco que mi atracción por el Este ha sido una constante desde hace ya más de una década, y entre todos los países destaca mi interés por los Balcanes. Albania era el único país que me faltaba en la lista y durante dos semanas intenté tomar conciencia de un país que permanece desconocido y oculto a los ojos de Europa.
Desde la caída del muro de Berlín hasta ahora ha pasado un cuarto de siglo en el Este de Europa y los cambios acontecidos no han sido pocos, tampoco para Albania. Como el resto de los Balcanes, Albania ha sido un enclave olvidado, una puerta trasera de Europa donde la pobreza convivía (y convive) con los cruces de caminos. Albania es un lugar olvidado de la mano de Dios , un país que permanece oculto al lado de la antigua Yugoslavia, de Grecia y de Italia.
Las noticias que nos vienen a la cabeza cuando hablamos de Albania están marcadas por hechos negativos y sin lugar a dudas no es un destino que aparezca en los folletos turísticos que inviten a recorrer los bonitos enclaves de Europa del Este. Albania tiene la estampita de ser el país más pobre de Europa y en los pasados años hemos visto muchas veces como algunos barcos de gente albanesa intentaban llegar a las costas de Italia. En las pantallas de televisión aparecían los ojos cansados de la desesperación y de la miseria. A través de los tristes rostros de la emigración albanesa se mostraba la otra cruda realidad, la de una Europa que está ahí al lado pero que por unas razones y otras no ha tenido la suerte de cara.
A poco que uno pregunte sobre Albania las primeras respuestas para muchos son por un lado el conflicto de Kosovo y también por algunas de las mafias del Este que operan en Europa Occidental. Con todo ello tenía delante un espacio interesante al que viajar desde el punto de vista histórico, cultural, social y geopolítico. Me encontraba de nuevo con un viaje interesante y alejado de las rutas trilladas y como otras veces sentía el ligero cosquilleo antes de emprender cualquier viaje.
Antes de cruzar la frontera desde Montenegro escuchaba los mensajes que me daba el corazón y pensaba que se asemejaban a los que antaño me supusieron los viajes a Ucrania, Uzbekistán o Kiriguistán. Sentía una mezcla extraña de atracción, misterio, curiosidad y desconocimiento que aparecían ante mis sentidos cuando escuchaba la palabra Albania.
Albania, tierra balcánica, como otras regiones del lugar es un contraste entre montañas y el mar Mediterráneo, pero también de cruce de religiones e imperios donde un Islam moderado convive con otras creencias. Un país que intenta salir adelante tras su dura historia reciente y que se mueve entre el caos, los recuerdos y las tradiciones del viejo imperio otomano.
Cuesta pensar que Albania fue durante décadas un país que vivía en la completa autarquía y en el más absoluto aislamiento. Todo ello no ocurría en lejanas tierras ni en territorios alejados, ocurría a las puertas de Europa. Cuando Nikita Jhruschov denunciaba en Moscú los crímenes de Stalin se produjo una hecatombe en los países del Este y en los gobiernos comunistas de todo el mundo. Albania no quiso aceptar las verdades irrefutables de la barbarie de las purgas y los gulag de Stalin y por ello rompió con la URSS y se decidió por la peor de las soluciones posibles: encerrarse todavía más e instalar un régimen que siguiera las directrices de la China de Mao Zedong.
Aquella decisión fue toda una locura que se basó en la autarquía absoluta y que ocurrió en la segunda mitad del siglo XX, en pleno corazón de Europa. Enver Hoxha era el tirano que por aquel tiempo gobernaba con mano de hierro un país que vivió un aislacionismo que hoy en día nos resulta muy complicado entender. Cuesta imaginar lo que ocurrió bajo aquel yugo albanés con toques maoistas, otro dictador que llevaba a su pueblo a la mayor de las miserias bajo el extremismo de un marxismo-leninismo apocalíptico basado en el aislamiento y la autarquía.
Y como siempre me ocurre en el Este, Albania me permitiría ver el sufrimiento de las gentes , las miradas perdidas e inocentes de las abuelas que han estado a caballo entre los dos sistemas, pero también la de unos jóvenes que buscan salir adelante como pueden. Viaje e Historia de nuevo se darían la mano en otro viaje para regresar al cruce de camino por excelencia de la vieja Europa. Los Balcanes me esperaban un vez más para intentar comprender algo más de la caótica historia que todavía se siente en una parte de Europa tan fascinante como misteriosa. Albania me esperaba para regresar a esos viajes fascinantes que resultan tan duros como contradictorios…
Hoy la cita es: «Desde Stettin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático, un telón de acero ha descendido sobre el continente europeo. Tras esta línea se encuentran todas las capitales de las antiguas naciones de la Europa central y oriental. Varsovia, Berlín, Praga, Viena, Budapest, Belgrado, Bucarest y Sofía, todas estas famosas ciudades y las poblaciones de sus alrededores descansan en lo que debo llamar la esfera soviética». Sir Winston Churchill
@Claudia: Gracias por tus palabras. Iré poco a poco escribiendo, tengo muchos viajes pasados e historias por contar. Albania es un país muy complejo, demasiado quizá. Saludos
Ivan, me han encantado tus últimas historias acerca de Europa del Este, cuéntame más de Albania! Yo también tengo una fascinación por estos países …gracias de antemano por compartir tus experiencias..
Gracias, me alegro que os haya gustado. Un saludo
Gracias por compartir este artículo muy interesante. Me gustó mucho su lectura! mantener el buen trabajo como de costumbre! Bien hecho!
Hola buenos dias,
Somos una radio temática por internet,Radio3w. Nos parece muy interesante tu blog y pensamos que le podría interesar nuestro programa La Maleta Azul, sobre viajes que puedes encontrar en nuestra web http://www.radio3w.com o en Facebook y Twitter.
Nos gustaría tener noticias suyas.
Un saludo y gracias