Saborear y apreciar el tiempo de los regalos que la vida me ofrece cuando puedo coger la mochila e irme lejos. Sentarme frente al mar y emocionarme al ver el ocaso del sol frente al infinito océano. Disfrutar de nuevo con las sonrisas fugaces de gentes anónimas que se cruzan casualmente en el camino.
No dejo de maravillarme con la magia que supone el deambular y ver lo agradecidos que suelen ser los encuentros inesperados del infinito viajar que hace tiempo nos escribía Claudio Magris.
Necesitaba zambullirme una vez más en el fascinante caos de Asia, quería y deseaba sentir mi alma golpeada de lleno por algunos de esos sencillos y mágicos momentos que ocurren cuando uno está de viaje allí. Mi vida, una vez más, con un nuevo capítulo entre el particular puente vital que he establecido entre Europa y Asia.
Y es que a veces, quizá demasiadas, Asia te embriaga para que regreses una y otra vez, es como un opiáceo de vida que entra por tu cuerpo, corazón y mente. Cuando tienes un poco, pasa el tiempo y deseas más, son esos contrastes los que te golpean por dentro los que te ayudan a entender la fascinación que uno siente por Oriente.
Pero además de todo eso, también quería huir del frio invernal de la vieja Europa y sentir el calor tropical en mi piel y dentro de mis entrañas. En definitiva, deseaba con todo mi alma intentar vivir algo de todo eso y mucho más, era mi noble y sencillo objetivo para las pasadas navidades.
Soy de las personas a los que la Navidad abruma un poco, son unas fechas señaladas con las que no me siento demasiado identificado. No va conmigo toda la parafernalia que rodea a la Navidad, es un círculo vicioso del que deseaba alejarme, salir de la espiral alrededor de la constante ingesta de comida, dulces y bebidas de toda condición. A lo mejor eres de las personas que me entiende y sabe bien a lo que me refiero.
Cambié con mucho gusto las luces de neón, las multitudes y los atracones de comida por la sencillez de irme de viaje con mi mochila y poder sentarme cada día frente al mar para ver el atardecer. Por todo ello y por mucho más, sentí desde hace meses que debía acabar el año 2015 muy lejos de casa, buscando el calor y el buen rollo que me trae el trópico.
Y aquí estoy, una semana después del viaje dándole a la tecla, viendo fotos y releyendo notas desperdigadas en una nueva libreta negra Moleskine que va cogiendo forma. Justamente ha pasado una semana que he regresado de Filipinas, aunque parece que ha sido más tiempo. Ahora el calor ya no se cuela por mis entrañas, lo hace un viento gélido que me recuerda que el invierno, aunque sea mediterráneo no deja de ser invierno.
Todavía tengo en al retina todos los atardeceres que pasé frente al mar en Filipinas. Caminado, nadando o sentado, en soledad o en compañía, allí estaba yo maravillado frente al infinito mar.
Nunca puedo cansarme de presenciar tan sublimes muestras de belleza que la Naturaleza nos regala. Y es que no deja de ser curioso, en menos de una semana he cambiado las chanclas y el bañador por la bufanda y el abrigo de invierno.
Como tantas otras veces, los viajes son un chispazo de emociones y experiencias que nos parecen fugazes. Ahora mismo, cuando escribo esto, no puedo dejar de sorprenderme y emocionarme al recordar algunos lugares y lo allí visto y vivido.
Malapascua, Cebú, Bohol y Siquijor por destino, todos esos nombres revolotean en mis entrañas como otros lugares donde he sido feliz. Lejos de casi todo pero cerca de mi mismo. Pura vida frente al mar en algunas de las islas de Filipinas…
Hoy la cita es: «Creí que era una aventura y en realidad era la vida» Joseph Conrad
Menudas fotos más impresionantes…!!! Yo uno de los atardeceres más preciosos que he visto nunca ha sido encima del volcán del Monte Popa en Myanmar, y sin duda es 100% recomendable!
Excelentes atardeceres! Muy buen post!
Excelente post, me parece muy hermoso el atardecer que nos muestras en las imagenes.
Los atardeceres de los paises asiáticos se consideran como una «especialidad», ya que son muy bellos y muy hermosos que pueden atraer a todo el mundo al verlos! Gracias por un bello escrito!
Asia es un país increíblemente hermoso, los atardeceres son lindos, uno de mis lugares favoritos del post es Filipinas es un lugar increíble y sorprendente vista del atardecer.
Este post me gusto mucho por que explicas los bellos lugares que hay.
Impresionante, vaya vida! aunque no los cambio por los atardeceres de la bahía de Cádiz
Excelente nota estaba estudiando como destino Filipinas, y ando buscando info, lo que creo es que ya que muevo tan largo debería tener un buen tiempo de estadía y seguir por algunos puntos próximos. (hablando de dinero no?)… Gracias por la info.
@Mediacion Cádiz: Conozco bien los atardeceres desde La Caleta. Hace muchos años me alojé un verano en el Colegio Mayor que estaba cerca de La Caleta 🙂
@Albert: Filipinas merece mucho la pena
@David: Un país sensacional que llevo en el corazón, tanto en gentes como el lugares.
La verdad es que son unos atardeceres preciosos, que transmiten tanta tranquilidad y paz. Aunque también te invito a descubrir otro atardecer único como es el que vivimos a diario en Cádiz, sobre todo te recomiendo hacerlo desde la playa de La Caleta, no te dejará indiferente 🙂
Un saludo. Luis.
Filipinas es un lugar increíble y sorprendente vista del atardecer ….
Que atardeceres mas bonitos!!! Filipinas debe ser un lugar precioso que si duda vale la pena visitar!!! Gracias por la entrada
@Pau: Fue divertido el reencuentro con Pak e Ignacio 🙂
Que gozada, eso sí que es disfrutar de la vida 😀