Tras las sensaciones encontradas en Angkor, me dispuse a ir a Battambang,ciudad mucho menos turística pero que para mi tenía mucho significado, pues iba a visitar un proyecto social,la misión de Battambang,donde desde hace décadas mi paisano el Jesuíta Kike Figaredo lleva una grandiosa labor dando unas condiciones de vida mejores a gente que ha sufrido lo indecible en las pasadas décadas en esta parte del mundo.Volvía así a reencontrarme con un proyecto social,tras las visitas en India a Sonrisas de Bombay,y la Fundación de mi siempre admirado Vicente Ferrer.
La salida de Siem Reap fue matutina, a las 7 de la mañana estaba preparado para partir,el medio de transporte elegido era el barco, Luc el amigo canadiense me acompañaba un par de días en esta nueva parada,el barco nos esperaba a unos 8 kilómetros de la ciudad, antes de llegar el microbus fue recogiendo a varios viajeros que se encontraban dispersos por la ciudad de Siem Reap, y que tenían por destino la citada ciudad de Battambang.
A la llegada al embarcadero empezaban los acechos de los vendedores con todo tipo de comidas y bebidas para el viaje,íbamos bajando mochila al hombro hasta instalarnos en los asientos del barco,allí había una colección de unos 15 viajeros que formábamos un cocktail de varias nacionalidades ,una vez todos instalados el barco partía,dejando atrás Siem Reap y la gloria de los templos de Angkor,a nuestro lado en la ribera se podían ver las casas flotantes,mercados sobre el agua,tiendas,bares,escuelas,todo ello milagrosamente flotando,casas que se sostienen sobre el agua a base de maderos, pobreza en su más pura realidad que nos iba sobrecogiendo,algunos tímidos saludos principalmente de los niños, nos iban despidiendo ,tras varías decenas de minutos entramos en una abertura que ensanchaba la boca del río ,hasta aquí fuimos seguidos por una lancha de dos hermanos que vendieron algunas botellas de agua entre los viajeros.
El viaje tenía por duración estimada 4 horas,pero como suele pasar en muchos países del tercer mundo el tiempo es un factor totalmente indefinido,pronto nos dimos cuenta que la verdadera realidad iba a superar con creces dicho espacio de tiempo y que la duración iba a ser la doble de la inicialmente estimada,seguíamos avanzando poco a poco entre ríos que se asemejaban a los de las películas,con casas flotantes a nuestros lados, con la frondosidad y el verdor de la vegetación tropical a nuestro paso,al atravesar aldeas los niños nos saludaban y tiraban besos con una sonrisa en sus ojos y corazones, algunos de los viajeros respondían con toda su franqueza,algunos con lágrimas en sus ojos,otros seguían dando cabezadas y apreciablemente continuaban durmiendo sin ser conscientes del paisaje que íbamos dejando atrás, soñando quizá con nuevos viajes y con otros destinos por ver y conocer,los viajeros nos dispersamos dentro del barco,o bien en la parte de arriba donde se podía tomar el sol o ir plácidamente escuchando música y hablando,o leyendo como era mi caso ,todo ello mientras divisabas el fantástico paisaje,la comodidad de abajo era que tenías sombra y el comfort que proporciona tener un asiento,hicimos un par de paradas durante el trayecto, bares flotantes que nos servía de avituallamiento en la travesía, dichos establecimientos parecían sacados de una novela de piratas de Salgari o Conrad.
Una vez que llegamos a Battambang en el embarcadero nos esperaban por un lado,miembros de hoteles y por otro los insufribles taxistas y conductores de ricksaw que sirven muchas veces como enlace con otros hoteles,tenía sobre la vista el letrero del hotel royal, así que aprovechando que tenían una pick up para llevarnos gratis nos fuimos con ellos tanto Luc como una pareja de viajeros polacos que habíamos encontrado en el barco, el royal hotel está en el centro,dispone de unas vistas espectaculares en su restaurante tejado,y los 6 dolares era un precio justo y correcto por una habitación individual.Tras la llegada y el paseo por la ciudad,y dar buena cuenta en una cena nos preparábamos para la visita el próximo día a la misión de la iglesia católica tiene en esta zona de Camboya.
Llegamos Luc y Yo en Bicicleta como no podía ser de otra forma,la iglesia se encuentra a unos 3 kilómetros de nuestro hotel,pudimos ir a primeras horas de la mañana cuando el calor todavía no apretaba,cruzándonos con motoristas,coches y un sin fin de tráfico en esos escasos 3 kilómetros que nos separaban del proyecto social,allí nos atendió Ana, una simpática y atenta voluntaria de Madrid,tras las presentaciones de rigor,fue mostrándonos las instalaciones,la titánica labor que aquí llevan realizando en la últimas décadas,misión humanista y social que trata de dar una vida digna a personas que por las desgracias acontecidas en el país, llámense guerras, minas antipersonas, pobreza, falta de recursos, falta de formación o corrupción extrema por sus gobernantes han condenado a miles de camboyanos a estar anclados a una silla de ruedas,a no tener un plato de comida o a no disponer de una educación para los niños,el enclave guarda una similitud con el campus de la Fundación Vicente Ferrer,extremadamente limpio,ordenado,con un ambiente de frescor,paz y buen ambiente que proporciona la gran cantidad de zonas verdes,de árboles y jardines,todo ello parece y da la sensación de remanso de paz,allí puedes caminar y sentir en ese espacio como la dignidad del hombre ,el bien en definitiva se planta ante la barbarie, durante todo el tiempo puedes ver las increíbles sonrisas de los niños,los hello que van y vienen de personas en sillas de ruedas.Tanto Luc como yo nada más llegar sentimos una gran estima y admiración por este pequeño oasis de esperanza,en esta parte del mundo,donde pocas veces los medios de comunicación reflejan la realidad de un pueblo que ha sufrido tanto en las últimas décadas.Estando Monseñor Kike Figaredo de visita en España me fue imposible conocerlo en persona,pero pude ver su alma,corazón y proyecto en esta parte del mundo.
De nuevo, pese a que no soy una persona religiosa, me sentí conmovido y admirando profundamente la increíble y titánica misión que ciertos religiosos y sus equipos hacen por llevar una llama de luz, esperanza, prosperidad,VIDA en definitiva aquí en la tierra,el reino de los cielos quizá nos espere en algún lugar,pero esta misión me hizo de nuevo seguir creyendo en el espíritu humano,en la grandeza de aquellos seres humanos que intentan cambiar las realidades en sociedades oprimidas por la barbarie y la crueldad de las guerras,los conflictos y la falta de oportunidades.
Camboya aparecía ante mi como un país que ha sufrido y que sufre lo indecible ,un país donde el terrorífico régimen militar de Pol Pot y los Khemeres rojos llevo a la muerte a millones de personas,un país donde sus fronteras y campos están llenos de minas antipersonas que llevan la carga del demonio destruyendo extremidades de seres humanos que tienen la desgracia de pisarlas cuando caminan por su país,una Camboya azotada por la pobreza,por la falta de oportunidades,por la ausencia de un sistema educativo,sanitario de calidad,la corrupción de las autoridades políticas,empresariales y militares que hace tan difícil que el país salga con un pie a encarar el futuro como poco a poco han hecho sus vecinos de Tailandia y Vietnam.
Tras las emociones allí vividas,las sensaciones y grandes momentos durante as visitas turísticas en moto con el viajero canadiense Luc, con Mikele un viajero Italiano en El tren de bamboo, perdieron parte de la trascendencia que tuvieron en otros lugares,los encuentros con los lugareños se sucedían ,pero Battambang permanecerá siempre en mi memoria como la misión y el Centro Arrupe que un asturiano y la iglesia está haciendo en esta parte del mundo para luchar por la dignidad,la vida,la educación y la sanidad de los más desfavorecidos.
Hoy la cita es :
«Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro» PLATÓN
Hola Ivan,
Muy bien los links de Figaredo y Ferrer. Gente extraordinaria. Gracias Iván.
Saludos,
Iñazio