Algunos nombres tienen algo especial que evoca a soñar despierto para viajar y vivir aventuras. Y es que simplemente el escuchar Tombuctú, Alejandría, Babilonia, Samarkanda o Constantinopla hace que cualquier viajero pueda crear mundos imaginarios que le inciten a colgarse una mochila a la espalda y desear partir . Todos esos nombres van ligados con letras de oro a la Historia del mundo y de forma directa se cruzan con la exploración, la aventura, la cultura, el comercio y con muchas leyendas.
Siempre me han fascinado esos nombres y desde pequeño he soñado con poder viajar a esos lugares en los que mi imaginación se recreaba con viejas lecturas. Muchas veces me he cruzado en sueños con aquellas caravanas de mercaderes y con exploradores que se cruzaban en los caminos de la Historia .
La fascinación por esas aventuras marca como pocas lo hacen, uno piensa siempre en aquella legendaria frase del bueno de Corto Maltés » Porque el sueño más real es aquel más distante de la realidad, aquel que vuela solo, sin necesidad de velas ni de viento » .Viejos libros que se cruzan en el camino y que enmarcan nuevos conocimientos para proyectar futuros viajes. Y ahora escribo desde Constantinopla mirando embelesado los minaretes en el cielo mientras se oye la llamada a la oración desde unas mezquitas llenas de misterio y belleza.
Viejos sueños que se cruzan con la realidad ahora mismo en este nodo de la Historia que es la vieja Constantinopla. Asia y Europa unidas mágicamente de la mano y con el sonido del mar de fondo. Todo un espectáculo delante de los sentidos lo que estoy viviendo en la actual Estambul. Las expectativas con la ciudad siempre fueron altas, pero estoy absolutamente embelesado y maravillado ante lo que estoy viviendo estos días.
Sentarse delante del puente Gálata a ver partir o llegar los barcos sirve a uno simplemente para recrearse ante la magia de la propia vida. Una simple tarde viendo el atardecer me hace sonreir ante el enorme crisol de colores y gentes que pasan delante . Unas especias que hace siglos venían de lejos se cruzan con el sonido de las gaviotas que marcan el vuelo hacia un horizonte futuro donde uno cree reencontrarse con parte de aquellos sueños que un día tuvo.
Sobre el cielo va cayendo la tarde y la tonalidad de colores imprime el ambiente de tal forma que hace que muchos viajeros sonrían ante el enorme espectáculo que tienen delante. Algo tan sencillo y natural como ver la caída del sol tiene en este enclave algo lleno de misterio y magia como en pocos lugares del mundo he podido experimentar hasta la fecha.
En el fondo del corazón y del alma me reencuentro con muchos de aquellos libros que me llevaron a desear partir en busca de aventuras, conocimientos, lugares y personas. Y la vieja Constantinopla sigue aquí majestuosa, habiendo recibido el peso de la Historia como muy pocos lugares de nuestro Planeta Tierra han sentido. Miro las piedras, camino por las viejas calles, me cruzo con la Historia y me maravilla el estar en uno de los enclaves majestuosos que me sirve para entender algo del pasado y proyectar parte de mi futuro.
Miradas que se mezclan con sonidos, reflejos que se mimetizan con colores, olores que se cuelan entre callejuelas misteriosas, todo ello a pocos metros de una vieja librería donde antiguos libros guardan secretos para aquellos que busquen en sus páginas esos misterios que aparecen en los caminos de la vida.
Y a lo lejos donde el horizonte se pierde uno siente el lejano Oriente y La legendaria Ruta de la Seda se acopla con el mar para proyectar el viaje de viajes, ese que guardamos en nuestros corazones . Y ahora recuerdo aquello que una vez leí ….» Me interesa lo que tiene de fluidez, de esquiva y cambiante. Es un lugar, una suma de lugares, donde las identidades, las épocas y culturas se mezclan y confunden. Un caleidoscopio. Un río donde las naciones dejan de tener sentido. Un espacio de mestizaje por definición, en el que reina una fértil impureza. Resulta muy interesante recorrerla» .
Amanece de nuevo y miro al horizonte para disfrutar el tiempo de los regalos y ver que sigo caminando por un espacio donde la realidad y la ficción se confunden. Aquel viejo cruce de caminos donde las ventanas al mundo tenían unas vistas que eran todavía más hermosas que las que uno pudo soñar. Eterna , vieja y mágica Constantinopla te amo como nunca he amado…
Hoy la cita es : “Los viajes son en la juventud una parte de la educación y en la vejez una parte de la experiencia”. Sir Francis Bacon
@ Pau: Gracias crack, no sabes la cantidad de jugones que hay por este cruce de caminos 🙂
@Ahoratocaviajar: La pasión es parte fundamental de la vida, también de los viajes 🙂
@Claudia: Gracias
Muy bonito este post. Enhorabuena, sí que es una ciudad mágica a la que siempre se puede volver!
Hace falta pasión! Sólo leemos aquello que la transmite, como este post.
Felicidades!
Eso es pasión querido Iván!