Ya viene siendo habitual que escriba en el blog con varios meses de retraso, el caso es que me gusta escribir con la perspectiva del tiempo transcurrido, de tal forma que el tiempo me da espacio y capacidad para valorar los momentos y experiencias vividos en el viaje. Releer con reposo las notas de las vivencias, experiencias, lugares y momentos acontecidos durante los viajes supone todo un conjunto de sensaciones, de hecho en uno de los mejores libros de viajes del siglo 20 Patrick Leigh Fermor nos hizo esperar 40 años para publicar sus vivencias del mágico ´´ tiempo de los regalos´´.
Llegué a San Petersbugo a primera hora de la mañana del 31 de Julio, el vuelo desde Barcelona tengo que decir que se me hizo corto, pues pasé todo el trayecto completamente dormido, o quizá deba decir dando cabezadas. A mi llegada a Rusia y tras el consiguiente chequeo de mi pasaporte y visa empecé a ver los primeros problemas de la incomunicación absoluta, pero entre la guía de viajes y ciertos nombres llegué a que el conductor del bus entendiera que necesitaba llegar a una parada de metro para enlazar con mi destino final que era el Apple Hostel. Desde el inicio ya tuve la sensación de que el querer ser timado iba a ser la tónica en estos minibuses no oficiales que hacían el trayecto aeropuerto-ciudad. No obstante son cosas que hay que tomarse con cierta filosofía, eso si, regateando todo lo que uno pueda con estos especialistas en sacar algún plus del dinero del extranjero.
Siempre suelo decir que muchos viajeros tenemos un ángel protector, o que la indefensión de la soledad hace que a lugareños de buen corazón les des lástima y te ayuden , eso fue el caso de Sasha y su madre Anna , lo cierto es que el ir con la mochila a cuestas me ha dado grandes momentos con la población de cada lugar, se agradece cuando la gente te muestra el camino a seguir para llegar a tu destino. Así fue mi llegada a San Petersburgo, sin pedir ni hacer nada una madre y una hija me llevaron casi de la mano desde el asiento del bus del aeropuerto a la puerta de mi hostel, me sacaron las fichas del metro, se reían de mi y cuchicheaban entre ellas, obviamente sin que yo entendiera nada, a sus preguntas terminé diciendo cosas como Iván, Niet, Rusky, Spain Spansky, Travelling, Transiberian , Russia, Mongolia, China, Train.
Sasha era una joven estudiante que hablaba unas palabras en inglés, pero la incomunicación era absoluta más allá de algunas palabras y las risas de la situación. Su madre tenía el porte, la elegancia natural que da esa sonrisa franca y de corazón de la gente sencilla y humilde, sus facciones determinaban su origen eslavo. Terminaron preguntándome por mi profesión, sea lo que sea eso, lo cierto es que de India a Rusia les interesa eso de a qué te dedicas, así que siempre digo Engineer para resumir, en eso de Ingeniero entran miles de conceptos y ramificaciones, así que a pesar de la amplitud, la gente se queda servida cuando le dices eso, y en cierta manera ya no les interesa el trabajo y saltan a los motivos que te llevan a estar en ese momento tan lejos de tu casa, familia, país, se sorprenden de que tus pertenencias entren en una mochila y sea lo que fuera la gente respeta que te tomes la molestia de visitar su países y en este caso no iba a ser menos pues no entendían demasiado bien esa idea de cruzar en tren Rusia para llegar hasta Pekín y sin tener ni pajolera idea de ruso o el preguntar cómo se quiere ir en un tren pudiendo llegar en avión a China.
A pesar de tener mi mente ocupada en las sonrisas y conversaciones en ruso inglés con Sasha y su madre , podía sentir y ver como a mi alrededor confluían ya muchas percepciones, sensaciones y emociones, que me hacían darme cuenta de que ya estaba en otro mundo desconocido y apasionante. Lo cierto es que el Este de Europa siempre me ha atraído bastante, hay matices en esa atracción, pero me gusta, siempre he disfrutado en mis estancias en los países del Este, por alguna o muchas razones llevaba mucho tiempo con ganas de estar aquí.
San Petersburgo siempre me ha fascinado y hasta la fecha era una mera ilusión de verla en fotografías, videos o en las páginas de algunas lecturas a poder estar aquí. Una gloriosa y bella ciudad , el pasado prefabricado por Pedro el Grande y sus afanes de convertir a esta ciudad en la París del Norte, sus pretensiones siempre fueron ver a la ciudad con una mirada señorial, aristocrática y culta con un porte de ciudad cosmopolita y en cierta manera más cerca de Europa Occidental que de sus ciudades hermanas rusas, una ciudad que se asemejaba más a París con sus lujosos bailes y salones , una hermosa ciudad que siempre ha parecido alejada en estilo y formas de las ciudades del interior de la Madre Rusia.
El metro era un crisol de rostros con historias, vidas que en muchos casos vieron ya con mayoría de edad el desplome de la antigua Unión Soviética, ojos que pasaron de ser observados y de la escasez a tener delantecada día a cientos y miles de productos y marcas. Un sistema que desaparece y da paso a otro donde los jefes del pasado son ahora los oligarcas del presente y del futuro. Las estaciones de metro diferían totalmente en estilo, decoración a las paradas de metro de las ciudades de Europa Occidental, pero ese porte elegante del Este siempre me ha fascinado.
A medida que uno viaja va viendo el fascinante crisol de razas, religiones, civilizaciones que a pesar de las diferencias socio culturales llevan a una madre y a una hija desconocidas a desviarse de su destino y llevarme a la puerta de mi destino, no pude nada más que decir gracias en ruso y sonreír, imagino que hay miradas y gestos universales, en ese lenguaje global en el que la gratitud de la gente y la bondad de los extraños hace que los idiomas pasen a un segundo plano y que el buen corazón y la buena fe de los seres humanos hace que me sienta fascinado y maravillado ante esos pequeños detalles de la gente popular y que hace tan sumamente especial y maravilloso el verbo viajar.
La llegada al hostel fue sobre las 7 de la mañana, tras subir las escaleras de 3 pisos de un edificio vetusto entraba en el interior viendolas manzanas que daban nombre al hostel, era obvio el contraste entre Sasha la recepcionista del hostel con su elegante belleza rusa y mi aspecto desaliñado con la mochila, el cansancio acumulado y el gesto de una persona que acaba de llegar desde miles de kilómetros, tras registrarme y tomarme una ducha rápidamente me fui a explorar la ciudad, me quedaban unas 8 horas hasta que Claudia llegara desde Berlín, así que tuve tiempo para dar un paseo que me serviría de toma de contacto por la ciudad, pude llegar a las primeras iglesias, bordear la ribera del río Neva, llegar a la plaza de palacio delante del majestuoso Hermitage, encontrar preciosos rincones entre los canales, descubrir catedrales de diversos colores y poco a poco ir degustando la belleza de tan especial ciudad.
La avenida Nevsky ejerce como artería principal de la ciudad y en ella se agolpan las principales tiendas, y parte de la vida comercial y humana de San Petersburgo, nuestro hostel se encontraba en un enclave perfecto, a escasos metros de estaciones de metro y de la estación de tren de Moskovsky, que sería la que precisamente nos llevaría a Moscú.
Ya con Claudia en San Petersburgo nos dedicamos a explorar a fondo la ciudad durante 4 días, un nuevo viaje empezaba en la hermosa ciudad soñada por Pedro el Grande, y allí empezaba nuestro largo trayecto de miles de kilómetros en tren y en el que planeábamos llegar a ver el Océano Pacífico en la costa china, cuando observábamos el mapa veíamos la inmensidad de Rusia, un enorme espacio de tierra que sobresalía en todos los mapas, con calma y unas cervezas nos pasamos horas hablando de la ruta a seguir, con la inestimable ayuda de Sasha llegamos a poder comprar los billetes hasta Irkutsk , que es la ciudad rusa que ejerce para muchos como puente con Mongolia y que sirve como parada para conocer el majestuoso lago Baikal. Una vez solucionado y asegurado el tema de los billetes ya solamente nos quedaba atravesar el país más extenso de la Tierra, y ya teníamos todo el tiempo del mundo para disfrutar y explorar la hermosa ciudad.
La visita a San Petersburgo necesita como para todas las grandes ciudades de mucho más que de los escasos 4 días que teníamos, pero en nuestro caso y en el de la mayoría de las personas que hacen el Transiberiano no se dispone de semanas para estar en cada ciudad, es el viaje en el legendario tren la pura esencia de la experiencia que para nosotros empezaba aquí y terminaría un mes más tarde en la lejana China.
En todos esos días vivimos experiencias diversas, tanto las visitas a los jardínes y palacio de Peterhof a las afueras de la ciudad como la obligada al Hermitage lleva ya casi la totalidad de un día, desde la espera en sus colas hasta entrar a primera hora para salir cuando están a punto de cerrar, el museo es considerado una de las joyas culturales de Rusia y del mundo, sus colecciones son de una calidad extraordinaria, y para ver el museo en su totalidad se necesitan muchos días. Personalmente mi conocimiento pictórico es nulo, me gusta ir a los museos y observar los cuadros, estar en estos sitios me ayuda a ver la grandeza y creatividad del ser humano, en apreciar la cultura, algunos matices y detalles, pero tengo que reconocer que no diferencio estilos, y muchas veces tampoco calidades. No obstante , siempre uno se detiene ante cuadros de Mattise, Picasso o Rembrandt, en esta ocasión contaba con la inestimable ventaja de estar con Claudia que ejercía de profesora explicándome significados, estilos y épocas de las obras allí expuestas, el Hermitage es un precioso museo pero al estar en pleno mes de Agosto está masificado, todo el mundo que visita la ciudad pasa por aquí, incluidos los cruceros que hacen parada en la ciudad, así que a partir de cierta hora uno empieza a sentirse realmente saturado del agobio de gente, ese fue mi caso, las horas pasaban y cada vez había más gente.
Una de las primeras cosas que sorprenden en Rusia es la generalizada falta de tacto en la atención al público, quizá herencia de su pasado comunista donde poco importaba el agradar al consumidor, el sentimiento que uno tiene es que las caras largas, el mal servicio y la ausencia de interés hacia el visitante es algo innato y consecuencia de un sistema donde Papá Estado daba y controlaba casi todo , la falta de iniciativa privada y la carencia de gusto por el detalle es algo que se nota , desde un museo a un restaurante, desde una estación de tren a una tienda popular. Dejamos de lado el comentar la burocracia y las miradas largas y frías de ciertos funcionarios como policías y militares a los que jamás vas a ver respondiendo a una de tus preguntas.
Exploramos la ciudad de pie y un día alquilamos una bici por unos 10 euros, poder observar una ciudad tan extensa y bella encima de una bicicleta es uno de esos momentos y experiencias que se pueden recomendar a cualquiera sin dudarlo, fue muy grata la experiencia- a pesar del tráfico y a los pitidos de los coches- Una de las cosas que más nos sorprendieron fue la bella arquitectura y el orden en edificios a una misma altura en todo el centro, en los edificios con carácter religioso destacaba el colorido, tanto en la iglesia de la resurrección- llamada por nosotros la iglesia de chocolate– como el precioso azul en la Catedral de Smolny, todo ello acompañado de la majestuosidad de los cientos de puentes que atraviesan los canales de la ciudad.
A primera vista lo primero que destaca en la ciudad es que al igual que en otros países del Este se siente que estás en un enclave entre el pasado comunista y el presente extremadamente capitalista, el lujo y la ostentación conviven de forma natural con la herencia del pasado, puedes ver coches de lujo al lado de antiguos Ladas, si te centras en la gente algo que salta a la vista es la desbordante belleza natural de sus mujeres jóvenes , resulta curioso lo arregladas que van , en muchas de sus calles puedes ver caminar a decenas de chicas con sus tacones de aguja, todo ello suele contrastar con las miradas cansadas y desgastadas de muchas personas entradas en años, sus vidas han pasado de un sistema en el que un supuesta igualdad reinaba , un sistema fracasado en el que ellos habían puesto trabajo, ilusiones y sueños , ante ellos uno puede pensar lo que sienten ante un nuevo modelo en el que verbo tener simplifica muchas cosas de la gente y sociedad.
Rusia nos iba a sorprender durante todo nuestro viaje por la cantidad de bodas que se producen, la fastuosidad de las mismas, con los impolutos vestidos blancos de ellas y en muchos casos con el blanco merengón de los novios, por los principales enclaves de la ciudad aparecen novias, los canales y parques se llenan los fines de semana de novios de blanco y fotógrafos inmortalizando momentos.
Nuestro último día en la ciudad nos da tiempo para ir a ver los jardines, fuentes y palacio de Peterhof, una joya que se puede asemejar a Versalles, volvimos en un hidro foil, con la sensación de sentir la velocidad sobre el agua y de poder entrar en la ciudad por vía acuática viendo desde el barco la majestuosidad de la arquitectura y las edificaciones.
A las 22 horas del 3 de agosto estamos en el interior del tren con destino Moscú, dispuestos a abandonar la imperial San Petersburgo, muy felices y contentos de empezar uno de los más legendarios y románticos viajes que sigue habiendo sobre la faz de la Tierra, la leyenda y magia del Transiberiano empezaba, un largo camino de miles de kilómetros hasta Pekín , aunque nuestro verdadero destino NO era la capital de China, queríamos poder llegar a ver el mar en Shanhaiguan, el lugar donde la muralla china abraza al Océano Pacífico, un largo camino y una inolvidable aventura que arrancaba en la bella San Petersburgo…..
Hoy la cita es
Una aventura es por naturaleza algo que nos sucede. Es algo que nos escoge a nosotros, no algo que nosotros escogemos. Chesterton
@ Almudena: sin duda es una ciudad especial, yo deseo volver en el futuro, quedaron cosss por ver
@ Carlos: Gracias maestro, sigo con retraso , pero bueno, en cierta manera aunque se me olviden cosas, sigo con las anotaciones en las libretas
@ Maribel: me gusta ahora escribir con calma y con el paso del tiempo, espero que disfrutes ´el tiempo de los regalos ´ es un gran libro, creo que tengo mucha suerte de tener una mujer como Claudia a mi lado 🙂
Ivan,
Leyendote compruebo que tenemos suerte de que hayas dejado transcurrrir el tiempo. Tu relato nos llega más condensado, (!claró que tenemos angel protector!), más cercano, con Sasha y la falta de tacto de los Rusos, las bodas..
Lo cierto es que no conozco la bella San Petesburgo, y que envidio a esa Claudia en el Hermitage…, ya que tuve la oportunidad de ver la sede que tienen en Amsterdam con una fastuosa exposición en la que se habían traído medio Palacio de Invierno!!
Buscaré el libro que anotas, y me encanta lo del ritmo más pausado, que una no llega a todo.
Un abrazo 😉
Iván,
Muy interesante y atractiva tu crónica, en la que los meses de reposo en bodega (lease cerebro) le ha dado un toque vintage muy bueno.
Carlos
Me encantó St Petersburgo y me quedé con ganas de más Rusia, espero volver!!