Pasan los años y sigues leyendo libros, ojeando viejos mapas y haciendo girar bolas del mundo para sentir esas inigualables sensaciones del soñar, del dejarse llevar por la magia del partir sin la necesidad de tener que llegar. Un giro a aquella entrañable bola del mundo o un vistazo a ese viejo mapa bastaron una vez para decir eso del quiero ir aquí o allí. Generación tras generación muchas personas van sintiendo esa misma necesidad del aprender saliendo al mundo y encontrarse de lleno con una realidad con mayúsculas . Ir en busca de paisajes y paisanajes en esos caminos de la vida que nos van enseñando muchas veces lo más escondido de nosotros mismos.
Al final los lugares que alguna vez marcamos con nuestro corazón navegan en ese barco de sueños que alguna vez luchamos para poder navegar e intentar llegar a esos puertos desconocidos. Acoplado a los lugares va parejo la inseparable huella de las personas que aparecen en ese finito camino de la vida en forma de historias humanas . Y es en muchos de esos lugares de la Tierra donde figurado o real aparece aquello de que nos encontramos en el verdadero fin del mundo.
Algunos pueden ser como ese Punta Arenas que visitaba hace meses en la lejanía de la Patagonia Chilena, otros van a bordo de un Tren llamado Transiberiano para recorrer la inmensa Rusia antes de llegar a los parajes del desierto del Gobi en la lejana Mongolia.
Muchas veces no hay que irse tan lejos y son lugares más cercanos como una solitaria playa o una montaña. No puedo olvidar lo mágico de ese Finisterre gallego donde terminaba hace pocas semanas un viaje tan especial y maravilloso como El Camino de Santiago. Un viaje con una pura esencia en si mismo y que vino a resumir muchos ( por no decir todos ) los viajes realizados hasta la fecha.
Y ahora escribiendo esto desde un ordenador el día de mi 34 cumpleaños , miro el mapamundi de la pared y cierro los ojos para ver como se produce una extraña mezcla de sensaciones con eso del mirar atrás y adelante. Otros cumpleaños no muy lejanos fueron en tierras asiáticas, otros en soledad, algunos más con amigos y el más reciente teniendo una pareja en la distancia que por razones de la vida ya no está.
Un atrás que es bueno a veces recordar para mirar los caminos recorridos hasta la fecha y para pensar con calma en todas aquellas personas que nos hemos encontrado. Alegrarse toca por todas aquellas gentes que pese al paso del tiempo siguen ahí apoyando y queriendo a uno tal como es. Una mirada adelante me lleva a pensar que los caminos siguen aunque nosotros vayamos cumpliendo años en el discurrir inevitable de nuestra propia existencia. La ley de la vida ruge con fuerza como siempre ha sido desde el principio de los tiempos para cantarnos al oído que debemos aprovechar nuestra existencia . Y es ahora donde sin quererlo recupero el sentido inevitable de aquellas viejas lecturas y de todo lo que me aportaron para ir en busca de viajes, de conocimiento y del vivir. Como si de un juego de niños se tratase quiero volver a seguir buscando ese Tiempo de los Regalos en aquellos Fantasmas Balcánicos que me deberían llevar también a una Constantinopla que no me esperará como una vez soñé . Soy consciente de que en ese caso la realidad difiere de la ficción y de que no voy a experimentar ese primer encuentro con la ciudad puente entre Europa y Asia tras llegar desde un lejano Oriente atravesando la Ruta de la Seda.
Cumplir años nunca me ha supuesto un drama, acepto el paso del tiempo con alegría y como un devenir constante del viaje de la vida. Acoplado a uno van esos sueños, libros y mochilas que me permiten seguir viendo mundo, encontrando personas, experimentando sensaciones y aprendiendo de lo que la vida nos ofrece. Lugares, emociones, sentimientos que se acoplan en lugares y con gentes que aparecen o desaparecen como si de un juego de azar fuese. Y en ese convulso espacio reflejo de la propia vida aparecen recuerdos de gentes que nos han acompañado y en todas aquellas que nos esperan en un mañana que ahora mismo no podemos ni siquiera imaginar.
Aquel escritor y viejo reportero de guerra definía la felicidad no como un estado constante sino como un conjunto de los pequeños momentos de intensidad que vivimos. Y uno a pesar de que intenta proyectar eso cada día sabe que es precisamente el viaje quien estimula de forma natural esa felicidad llena de momentos mágicos. Sentarse delante de ese viejo mapa del mundo recuerda momentos no muy lejanos, cuando era un niño que pasaba páginas de libros de aventuras y soñaba con poner vida a esos lugares. Soñar muchas veces despierto para plantarle cara a la rutina de la vida y desear ir tras el noble alma de muchos de los viajeros que nos precedieron . Honrar con viajes a aquellos marinos ilustrados que como el bueno de Urdaneta buscaban aventuras y conocimiento más allá de los mares en unas Islas Molucas que bien en verdad eran parte del fin del mundo.
Un niño en busca de la Isla del Tesoro con ganas de aventuras y que deseaba vivir eso que algunos consideran el nunca jamás. Y es ahora cuando parece lejano eso de que sus pies sintieran el alma y la vida en esos parajes alejados donde los sentidos son puestos a prueba en cada nuevo viaje. Y al abrir los ojos somos conscientes de que pasan los años y seguimos con esa vieja mochila que logra teletransportarse a un mundo real de sueños. Nuevos libros son leídos y aparecen otras personas que son parte fundamental en ese camino más corto que daba la vuelta al mundo.
Sueños que al final cobraban vida en forma de viajes y que se acoplaban perfectamente con ese viejo dicho de un Séneca que nos decía aquello de que » No soy de un sólo rincón, mi patria es todo el mundo».
Enhorabuena Ivan!! El camino tiene un algo especial que se desprende en este post…
Feliz verano 🙂
Gracias amigo Pak , a ver si pronto nos vemos por Asia y nos ponemos al día . Un fuerte abrazo 🙂
Felicidades Iván, a ver si los viajes nos juntan en el camino, que tanto tiempo sin verte y tener nuestras charlitas viajeras se echa de menos.
Un abrazo compañero y enjoy the trip!!
@Alicia: Gracias, ya sabes, historietas que se monta uno con la excusa de escribir 🙂
@ David: Gracias David, a ver si nos vemos a la vuelta del verano, disfruta con el peque y buenas lecturas 🙂
@ Antonio: Siempre adelante uno de esos mensajes imperecederos que nos dejaba la flecha amarilla del Camino, ULTREYA 🙂
Zorionak caballero, que pases un precioso día y un buen verano. Nos vemos por lo caminos
Precioso post, Iván! lo dicho, que disfrutes del día y de tus 34 años… 😉
¡Que Hermes, deidad griega de los viajes y fronteras, guie tu camino no sólo en esta nueva etapa que empiezas, ni en los recién estrenados treinta y cuatro, sino en los tantos días que tengas por venir!